Se gestó, como reconocen los empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), tras una serie de reuniones que convocaron a todo el sector en el propio despacho del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. El funcionario es quien firmó la amnistía con los constructores al inicio mismo de la gestión Cambiemos, cuando los casos de corrupción en la obra pública rodeaban la manzana del kirchnerismo y hasta de algunos funcionarios del actual Gobierno. Los juntó y les puso plazos y prioridades, pidió papeles y los obligó a sanearse, a cambiar de perfil. Trabajar y olvidarse de los escándalos, y que la Justicia se haga cargo de sancionar a los que estaban en off side. Fue el inicio de un pacto de caballeros que derivó en políticas casi conjuntas.
Mañana a las 10.30 el presidente de la Nación, Mauricio Macri, anunciará el Acuerdo Federal de la Construcción, un programa que es producto de las reuniones periódicas de Frigerio con la CAMARCO y la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA). Y que apunta a edificar 100.000 viviendas para familias con la creación de 100.000 empleos directos en un plazo que, según el sector, es incierto. Estarán allí Gustavo Weiss, el titular de la cámara empresaria y Gerardo Martínez, el jefe sindical. Los protagonistas son, quizás y por necesidad, los mejores aliados del oficialismo en un período recesivo. Se dispusieron así a poner el hombro cuando el diálogo del Gobierno con la Industria está parado y no hay muchos más sectores (salvo el del comercio), que puedan generar empleos genuinos y en cantidades relevantes. Es una alianza estratégica razonable: más allá de los lazos de Cambiemos con una parte del sector agropecuario, en el Gobierno reconocen que hay que trabajar más con los sectores que generan puestos de trabajo que políticamente puedan redituar.
En el plan -que el oficialismo considera una especie de Vaca Muerta de los ladrillos por sus características- trabajaron además otros tres actores. El titular de AFIP, Alberto Abad, y los gobiernos de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. Según supo Letra P, cuando Macri lea mañana el anuncio del programa destacará un apartado que es parte de la negociación del sector construcción con el Estado. Quitar impuestos que los hombres de negocios consideran nocivos para la actividad. Uno de ellos es Ingresos Brutos, un ítem que también la Unión Industrial Argentina (UIA) pidió cortar en reuniones con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. En principio, Provincia y Ciudad ya dieron el visto bueno para que en algunos proyectos se haga la quita, pero aún nada fue puesto en papel. La cuestión impositiva no es menor, y es una de las razones por las cuales la construcción privada está parada. Las otras van desde el elevadísimo valor del m2 edificado y la indisponibilidad operativa de créditos para la compra de inmuebles. Eso diagnostican en LA CAMARCO.
El resto del plan es casi un enigma. Por caso, en el empresariado aseguran que no habrá un impacto inmediato en los números generales del sector ladrillos, y que es una medida de expectativa hasta tanto empiece a verse el efecto concreto de la obra pública. Un ejemplo que citan en el sector para justificar plazos inciertos: primero hay que hacer el proyecto de vivienda, pedir que los municipios aprueben y esperar el tiempo en que lo harán. Con sólo esa variable, ya es imposible tener algo concreto en un año, que es el período que desea el propio Gobierno.
NÚMEROS POSITIVOS. En CAMARCO reconocen que la primera parte del año siguió siendo mala. En febrero hubo una caída del 3,4% interanual y una baja del 2,9% en el primer bimestre. Pero también aseguran que desde septiembre del año pasado la actividad ha dejado de caer y se recupera, lento. Un caso, la mejora del 12% en despachos de cemento que se computará en marzo. “No hay que mirar mes a mes, hay que ver varios meses juntos, de todos modos, hay que olvidarse del crecimiento a tasas chinas”, reconoció un constructor ante la consulta de Letra P. Algunos reconocen, incluso, que este tipo de indicadores de mejora atentan contra la perspectiva política de Cambiemos, pero sostienen que el mundo dejó el boom de las manufacturas y que casi nadie crece, en general, a cifras mucho mayores al 3 o 5%.