Entrevista. ANDRÉS MALAMUD

"Aunque el Gobierno gane, la agenda deseada de Macri no es su agenda posible"

Desde Portugal, el politólogo analiza el mapa político post 22.  La relación de Macri con los gobernadores, la alianza con los sindicatos y la tensión entre talibanes y pragmáticos.

A pocas horas de la primera prueba electoral de Mauricio Macri como presidente, que reconfigurará el mapa del poder político camino a 2019, desde Portugal, donde trabaja como investigador en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, el politólogo Andrés Malamud analizó el futuro del Gobierno después de los comicios, la relación con los gobernadores y los sindicatos, la tensión interna entre "institucionalistas pragmáticos y talibanes" y el futuro del kircherismo. "Veo que está en proceso de dilución", dice.

 

BIO. Nació el 12 de diciembre de 1967. Creció en Olavarría, provincia de Buenos Aires. Se recibió de Licenciado en Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires con diploma de honor. Es doctor en Ciencias Sociales y Políticas por el Instituto Universitario Europeo (Florencia). Es investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa (Portugal), ciudad en la que está radicado. De formación radical, fue asesor del Ministerio de Justicia durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Es columnista político del semanario El Estadista y miembro de comités editoriales de publicaciones dedicadas a la Ciencia Política de distintos países. Es miembro de la Asociación Brasileña de Ciencia Política, la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y la Asociación Internacional de Ciencia Política, entre otras. 

 

-¿Cómo cree que va a quedar conformado el mapa de poder luego de la elección?

 

-El Gobierno tiene una agenda deseable y una agenda posible y el grado de aproximación entre las dos va a depender de cómo quede constituido el Congreso. Sabemos que el oficialismo va a mejorar bastante, va a tener un tercio en el Senado y más de 100 diputados. Hay que ver si el caso Maldonado no afecta negativamente.

 

"Hay legislaturas que pueden complicarle la vida a los gobernadores. Entonces, el Gobierno desde abajo puede condicionar a los gobernadores para que le voten arriba sus políticas."

 -¿Piensa que puede afectar?

 

-No. Pero dejo la cabeza abierta. Puede ser que un poco en Capital. Me da la impresión de que puede congelar el número de Elisa Carrió pero no imagino que tenga impacto en el interior.

 

-¿Lo que suceda va a depender solamente del número en el Congreso o también del efecto psicológico que tenga una victoria del Gobierno?

 

-Definitivamente, del efecto psicológico. Porque el Gobierno nunca va a llegar al quórum en ninguna de las cámaras. Lo que puede tener es inercia psicológica. Las relaciones de fuerza van a depender de cuántos legisladores tenga el Gobierno y de quiénes sean los legisladores de la oposición, de qué peronismo esté enfrente para negociar. Hay que tener en cuenta que las elecciones tienen un efecto material de distribución del poder que es también subnacional.

 

 

 

-Se refiere a las elecciones locales.

 

-Claro. Hay legislaturas que pueden complicarles la vida a los gobernadores. Entonces, el Gobierno desde abajo puede condicionarlos para que le voten arriba sus políticas. Y el otro es el efecto proyección. Lo que pase ahora influencia las candidaturas y las posibilidades electorales en 2019. Si a (Mauricio) Macri ahora le va mal, los gobernadores querrán ser presidentes en 2019. Si le va bien, buscarán reelegir en sus provincias. Para eso necesitan dinero y el dinero es federal. Así que en 2018 les conviene negociar y despegarse en 2019. Pero eso depende de la relación de fuerzas que quede en cada provincia. Los gobernadores derrotados van a ser más sumisos que los que ganan sus provincias. Por eso es importante no solo la cantidad de bancas sino la cantidad de distritos.

 

-¿Percibe que el Gobierno quedó envalentonado después de las PASO? ¿Se siente ganador?

 

-Hacia adentro sí, hubo un efecto envalentonamiento. Para afuera trataron de evitar demostrarlo, en parte porque algunos creen que no es conveniente mostrarse soberbios y en parte porque otros piensan que es peligroso creérsela. Creo que trataron de bajar un poquito los decibeles, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde perdieron en la categoría senadores.

 

-¿Cree que el estilo de Macri va a cambiar después del domingo?

 

-No tengo ninguna duda de que la agenda deseada de Macri no es su agenda posible. Si fuera por él, iría mucho más allá pero en el fondo es un pragmático. Hay gente dentro del Gobierno que iría por todo,  buscaría la agenda deseada, privatizar, ajustar. Pero Macri siempre fue un tipo gradual. Y hay gente que lo asesora y toma decisiones que cree que no se puede o no hace falta. En el Gobierno hay dos tipos de republicanismo: el institucional, que cree en frenos y contrapesos, y el virtuoso, que cree que, como nosotros somos los buenos, no hace falta que se nos controle.

 

-Una idea parecida a la que sostenía en su momento parte del kircherismo, por ejemplo, con la ley antiterrorista: la sancionamos por pedido del GAFI pero no la vamos a usar.

 

-Sin ninguna duda. Es la gente que cree que no hay problema en que el Gobierno recopile los datos de los ciudadanos porque dice "los vamos a usar para el bien". El kirchnerismo, tal como el macrismo, porque son muy parecidos, tenían sus institucionalistas pragmáticos y sus talibanes. Los talibanes están virtuosa y sinceramente convencidos de que ellos son el bien y los otros, el mal.

 

-¿Esa relación entre talibanes y pragmáticos está equilibrada?

 

-Lo más interesante es esto. En el kirchnerismo se desequilibró con el 54 por ciento. Cambiemos, si gana, lo va a hacer por el 40 por ciento. Entonces no importa tanto el equilibrio interno sino el externo y eso lo impone la relación de fuerzas con el peronismo. Y en ese sentido, Cambiemos tiene menos poder.

 

 

El kirchnerismo está en proceso de dilución. Los bloques en el Congreso y los partidos provinciales van a ir cambiando de nombre y alianzas y van a ir abandonando el Frente para la Victoria. El peronismo vuelve a ser un partido político en el cual el kirchnerismo fue una etapa.

 

 

-Podría fortalecerse a través de alianzas con el peronismo.

 

-Sin dudas, la única manera que tiene el Gobierno de realizar reformas como las que tienen en mente es a través de alianzas con peronistas, los gobernadores, que  están más o menos coordinados en el Congreso por (Miguel Ángel) Pichetto. Cambiemos quiere implementar tres agendas de reforma: la laboral, la fiscal y la previsional. ¿Qué es lo que va a defender el peronismo histórico? Al sindicalismo. La única manera de que una reforma laboral pase por el Congreso es que sea un proyecto que castigue al trabajador pero proteja al sindicato. El peronismo puede votar esa reforma si los sindicatos mantienen sus privilegios.

 

-¿Entonces lo que mantendría erguido al peronismo sería el sindicalismo?

 

-Va a ser una alianza entre sindicatos y gobernadores. Los sindicatos perdieron mucho. Los gobernadores perderían mucho el domingo si la elección se repite. Entonces, será un pacto de mutua conveniencia, los sindicatos y gobernadores debilitados, frente a un gobierno fortalecido pero no mayoritario. 

 

-¿Qué rol le espera al radicalismo con un Macri tan ganador?

 

-Si el ciclo económico acompaña, Cambiemos se va a fortalecer como partido. Jurídicamente es una alianza electoral, pero operativamente es un partido político. Hay una conducción centralizada que decide las candidaturas. Si esto se mantiene y Macri es reelecto, Cambiemos va camino a una fusión de hecho. El radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica van a funcionar como un partido, como líneas internas del partido Cambiemos. En ese partido nuevo, el radicalismo tiene representación territorial en muchas provincias y buenos candidatos. En muchas provincias, Macri reconoce que los candidatos radicales son mejores que los del PRO.

 

 -¿Cuánto cree que va a influir el resultado de Cristina el domingo en el futuro del peronismo?

 

-Me puedo equivocar mucho pero yo veo a Cristina diluyéndose. El kirchnerismo está en proceso de disolución. Ganó cinco provincias en las PASO y ahora probablemente va a ganar tres. Los bloques en el Congreso y los partidos provinciales van a ir cambiando de nombre y alianzas y van a ir abandonando el Frente para la Victoria. El peronismo vuelve a ser un partido político en el cual el kirchnerismo fue una etapa. En la oposición, como es lógico, el peronismo se desagrega. El que está afuera del poder se separa. El que está adentro, se fortalece en línea con el Presidente. 

 

Miguel Pardo, junto a Florencia Peña en la temporada 2024 de Villa Carlos Paz.
Javier Milei, Victoria Villarruel y Mauricio Macri (Imagen generada por IA).

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