El orgullo de ser abogado

Desde el Colegio de Abogados debemos trabajar para que la solidaridad y los valores éticos vuelvan a abrazar nuestra profesión. 

 

Esta ciudad de La Plata cautiva desde su nacimiento por su arquitectura y por su gente. Gente de trabajo en busca de un futuro mejor para sus hijos, quienes progresan a través del conocimiento. Generación tras generación las familias Platenses vieron estudiar y formarse a sus hijos en nuestra ciudad, ciudad que albergó y alberga a estudiantes del interior del país y extranjeros, a quienes adoptó como hijos también.

 

La Plata es en cierta medida sinónimo de conocimiento gracias a su Universidad.

 

Nació como una ciudad de avanzada, pero fue creciendo sin perder su esencia de “pueblo grande”, donde las familias se conocían y donde el respeto y la solidaridad entre los vecinos eran una riqueza de nuestra comunidad.

 

Nuestra profesión no escapaba a esa regla, el respeto entre los colegas era habitual, incluso la colaboración entre las distintas firmas, el dialogo entre colegas afable y respetuoso, el valor de la palabra empeñada.

 

Todo eso se ha ido perdiendo, se perdió el respeto, se perdió el valor de la palabra, se perdieron los valores éticos, todo ello ha ido horadando el ejercicio de nuestra profesión, sintiendo más de una vez un sabor amargo por la deslealtad de un cliente o de un colega.

 

Es por ello que creemos fundamental la recomposición del ejercicio de la profesión. Desde el Colegio de Abogados se deben realizar acciones concretas que busquen  “tender Puentes” entre los abogados de la matrícula que nos permitan trabajar y desarrollarnos en un marco de cordialidad y de respeto.

 

Todos elegimos esta profesión con la íntima convicción de ayudar al otro, de servir a nuestra comunidad. No debemos olvidarnos de los ideales que nos llevaron a estudiar Derecho. Nuestro Colegio debe trabajar para recomponer el respeto entre los colegas, y entre la sociedad y nuestra profesión.

 

Ejercer la Abogacía es “servicio”, es darse al otro. Es luchar contra el acto injusto y proteger al vulnerado, ejercer la abogacía es en definitiva proteger los pilares sobre los que se asienta nuestra sociedad: es defender la libertad, es defender el trabajo y la familia.

 

Trabajemos juntos para recuperar la solidaridad y el respeto entre nosotros.

 

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