Gustavo córdoba. consultor.

“El macrismo no está generando un volumen político para un gobierno a largo plazo”

El experto cordobés analiza a Cambiemos en el poder y el escenario electoral 2017, donde observa un panorama complicado para el oficialismo. Un zoom sobre el segundo distrito del país.

El mundo de los consultores de opinión pública está convulsionado por los últimos acontecimientos en los que las encuestas se equivocaron de cabo a rabo: desde el Brexit en Inglaterra hasta la elección de Donald Trump en Estados Unidos.

 

Gustavo Córdoba no es la excepción. Estuvo presente en el proceso electoral de Estados Unidos y reflexiona sobre estos problemas. Asegura que los políticos locales se han vuelto 100% analógicos y no practican la interacción en redes sociales. Afirma que las encuestas por sí mismas sólo dan una visión de superficie de las tendencias de opinión y asevera que hay que complementarlas con big data, escucha activa en internet y microsegmentación, entre otros métodos.

 

BIO. Córdoba dirige la consultora de opinión pública que lleva su nombre. Lleva más de 20 años trabajando en el área de la comunicación política. Reside en la provincia de Córdoba, pero realiza investigaciones y encuestas a nivel nacional.

 

En esta entrevista, el consultor analiza el macrismo, a un año de Cambiemos en el Gobierno, y los difíciles compromisos que enfrenta el año que viene; describe la dispersión del peronismo, desde Sergio Massa hasta Cristina Fernández, y profundiza en la siempre esquiva Córdoba. Con una lectura quizá demasiado optimista en torno a las chances nacionales del peronismo mediterráneo, es agudo sobre los importantes problemas que tiene el resto de las fuerzas tradicionales para consolidarse en la provincia, empezando por Mauricio Macri, que puede recibir una sorpresa en 2017 de parte del territorio que fue clave para su triunfo el año pasado. 

 

-Un año del experimento de Cambiemos. En una encuesta reciente de su consultora midió que un 60% a nivel nacional opina que Mauricio Macri hizo menos de lo que esperaba, un 65% se siente incómodo o muy incómodo, casi un 60% lo percibe débil o muy débil para resolver los problemas económicos y un 70% lo evalúa lento o muy lento para resolver los problemas de los argentinos. ¿Cómo explica esos números?

 

-Hay que ver para qué sirve eso. En general, la mitad de la población argentina aprueba la gestión.

 

-¿La gestión o ese dato es de la imagen de Macri?

 

-A la gestión. La imagen personal de Macri está un poquito más arriba. Pero lo que hay que ver o interpretar es qué significa cuando la gente dice que en un 50% aprueba. En este caso en particular y con esa apoyatura que usted recuerda, en realidad la gente no está pensando para atrás, haciendo un análisis retrospectivo de la gestión o del desempeño gubernamental. Todavía está en una etapa de proyección de deseos o aspiracional. Es tan fuerte todavía el recuerdo del kirchnerismo como modelo contrapuesto, que mucha gente todavía cree que lo que votó en algún momento va a ser realidad.

 

Ahora, cuando preguntamos acerca de la realidad, empiezan con el 80% que es lento o muy lento, el 65% se siente incómodo, el 60% que no tiene la fortaleza para tomar decisiones, el mismo 60% que dice que no hizo lo que esperaba.

 

Cuando uno interpela con la realidad, se da cuenta de que la gente es muy crítica, que su propia base electoral está sufriendo, que –a favor de Macri– no hay una figura electoral en la oposición que esté aglutinando a estos desencantados.

 

A Sergio Massa, “ventajita Massa”, la sociedad lo ha castigado de una manera inédita en términos de opinión pública. Hay que observar ese fenómeno, porque la caída o el simbronazo del Gobierno nacional no implica que recupere el kirchnerismo ni Massa. Esto es un fenómeno: por primera vez digo que hay algo que se está yendo del oficialismo que nadie lo está recuperando.

 

El oficialismo va a tener un enorme problema, porque lo que nosotros estamos viendo es que esto va a tener traducción electoral.

 

¿Por qué? Porque si usted dijera que la gente cree que el macrismo no hizo algo en materia de derechos humanos o de educación sería una cosa, pero la clave central es la economía. Todas las promesas iniciales o el mito de gobierno inicial de Macri contenían recuperación económica, brote verde, segundo semestre, generación de empleo, lluvia de inversiones; todos eventos que en la práctica no han podido ser verificados. Por eso, el dato de la incomodidad con las políticas públicas y de la fortaleza es significativo, porque atiende a una cuestión emocional.

 

Hablemos del acto político duro: ¿qué espera la sociedad en función de lo que yo le doy? Me parece que el macrismo ilusionó y desencantó al poco tiempo y a la gente todavía no le cayó la ficha.

 

 

"Es tan fuerte todavía el recuerdo del kirchnerismo como modelo contrapuesto, que mucha gente todavía cree que lo que votó en algún momento va a ser realidad."

El problema es que este equipo de Macri expresa un fenómeno inédito: es la primera vez que el poder real de la Argentina tiene un presidente propio, votado por la mayoría popular. Es un dato que puede gustar o no, pero lo que no se puede hacer es no analizarlo. Anteriormente, el poder real intermedió o con estructuras de partidos populares o con las Fuerzas Armadas para acceder al poder. Buscaba influir de alguna u otra manera para beneficiar sus intereses. Por primera vez, por defecto de la propia política, tenemos un presidente del poder real. Este es el primer dato.

 

Segundo dato: toda la clase dirigente que emergió con Macri en el poder está formada al calor de la enemistad con el Estado en términos ideológicos y conceptuales. Ellos se formaron toda su vida empresarial teniendo como objetivo y enemigo al Estado. No en la defensa de lo público.

 

-Salvo cuando, en no pocas oportunidades, hicieron negocios con y del Estado. La “patria contratista” y Macri son una unidad indivisible.

 

-Está bien, pero con ellos fuera del Estado y el enemigo era el Estado, más allá de que tuvieran negocios. Hoy están dentro del Estado y por una cuestión simple de formación no pueden reemplazar lo conceptual o lo ideológico por una gestión de gobierno que defienda lo público. De hecho, si se mira lo que hicieron este año, no han defendido lo público, subejecutan partidas y les dicen “che, son remedios para la gente”, a lo que contestan: “No, son números”. Ésa es la concepción: tiene que cerrar el número.

 

Esa mentalidad de que cierren los números y no la gente es todo un indicador de que hay una generación que está haciendo política sin sentirla, sin saber qué hacer con el Estado; esto es lo grave. Supongamos que aprendan en algún momento, porque en última instancia es un error mismo de la política que ellos estén ahí. Creo que se ven a sí mismos ante una situación y una oportunidad que se les dio y que nunca se la esperaban. Entonces, ¿qué están percibiendo? Que posiblemente su interregno o su paso por el poder en esta oportunidad sea escaso. No están generando un volumen político o conceptual para generar las bases de un gobierno a largo plazo. 

 

Electoralmente, además, hay que pensar que la franja central del país, que es la que le dio a la postre el diferencial que permitió ganar las elecciones está integrada por Mendoza, Córdoba, Santa Fe, provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. Estos fueron los distritos clave, el más clave, Córdoba.

 

En Mendoza, (el gobernador Alfredo) Cornejo quizá tenga muchos problemas de inseguridad y no los está pudiendo resolver, pero el peronismo está tan detonado, tan fragmentado, que posiblemente Cornejo haga una buena elección. Macri, en Mendoza, va a hacer una buena elección.

 

En Santa Fe, veo que gana el oficialismo provincial o que gana el PJ, nunca Cambiemos. Porque Macri no está bien de imagen en Santa Fe, porque los candidatos que tiene eventualmente son malos. (El intendente de Santa Fe, José) Corral, que es el mejor que tienen, en la ciudad capital de la provincia, tiene un 70% de imagen negativa y en toda la provincia no lo conocen.

 

De las tres, tenés una adentro y dos afuera.

 

 

"En Buenos Aires,el oficialismo no tiene un candidato que tenga el volumen de lo que representa políticamente María Eugenia Vidal."

Ahora, hablemos de CABA: se vieron estos días los movimientos de (Martín) Lousteau. El tipo está tirando fino: “A mí no me dejaron discutir dentro de Cambiemos. Este espacio se tiene que consolidar, pero, si no me dejan, vamos por afuera con ECO”. Si aceptan integrar a Lousteau significaría el triunfo de la tesis (Emilio) Monzó. Esto implica que se tienen que ir (Jaime) Durán Barba, (Marcos) Peña y un montón más. No creo que esto ocurra. Le van a decir que, si quiere jugar por fuera, que vaya y le van a tirar con todo. Si eso sucede en la Ciudad Autónoma, posiblemente al oficialismo se le dificulte ganar. Puede ganar, pero va a ser una elección muy difícil.

 

-¿Con Elisa Carrió?

 

-Con o sin Carrió. Carrió hoy no garantiza ganar ninguna elección. Si me paro del lado de Cambiemos, el rol más importante de Lilita no es lo electoral, es el capital simbólico que ella tiene de ir acompañando  y señalando algunas cuestiones, pero en términos electorales, no la veo.

 

Pongamos que la Ciudad está con resultado incierto. Veamos provincia de Buenos Aires, que va a definir el tono de la política nacional. Vuelvo a hablar con datos propios: el oficialismo no tiene un candidato que tenga el volumen de lo que representa políticamente María Eugenia Vidal. Ella es un rara avis, porque no es millonaria, no tiene actitudes elitistas, se ha permitido acordar con sectores del peronismo e incluso los incorporó a su gestión del gobierno. Ha tenido discursos hasta “progresistas” y hasta diría que tiene más un perfil socialdemócrata que PRO. Para mí, la política argentina tiene dos grandes problemas estructurales: uno es la Policía de la provincia de Buenos Aires y otro es la ex – SIDE. Ella “atacó” directamente uno y se ubica como una buena jugadora. El problema es que hace mucho tiempo dejó de darse que alguien puede proyectar su fortaleza política y meterla toda en un candidato. Ella no puede bajar con un candidato que tenga una equivalencia electoral acorde al volumen que representa Vidal. Entonces, en Buenos Aires tienen un problema porque Jorge Macri, en el mejor de los casos, mide 15 puntos. Y Carrió-Jorge Macri, que sería hoy la fórmula más fuerte, pueden medir, haciendo mucha fuerza, 20 o 25 puntos. El drama es que todo lo que ellos han tirado para medir -Esteban Bullrich, la ministra Carolina Stanley- andan muy bien pero en un segmento “de la UCeDé” (NdeR: la vieja Unión de Centro Democrático de la tradicional derecha argentina), en el 10% y no suben de eso. No hay margen para experimentos electorales en la provincia de Buenos Aires.

 

Con el agregado o el drama de que Cristina Fernández en el único lugar del país donde tiene un pie firme es en la provincia de Buenos Aires. Donde el peronismo tiene, además, figuras importantes con un buen perfil, como el caso del Flaco (Florencio) Randazzo. El escenario más potable para el Gobierno sería ir con Carrió y Jorge Macri y enfrente tener una lista del Frente para la Victoria, una lista de Randazzo fuera del PJ y una lista de Massa. Ahora, esto es pretender que venga Gardel con los veinte guitarristas y cante “Adiós pampa mía”.

 

CÓRDOBA Y LA EPOPEYA DE CAMBIEMOS.

 

- ¿Ve a José Manuel de la Sota ganando Córdoba?

 

-Hoy sí. Hoy, ayer y mañana.

 

-Córdoba fue la meca del macrismo. ¿Cree que perderá mucho acá?

 

-Es que acá hay una gran fantasía: Macri sacó 74% en el balotaje, 54 en primera vuelta y 35 en las PASO. El país ha comprado el 74% que sacó en Córdoba y ellos también. Yo lo puse hace poco en un tweet: el problema del macrismo es que cree que tiene ese porcentaje. La verdad es que va a tener del porcentaje de las PASO y va a salir a decir: ¿qué pasó, que no nos dimos cuenta?

 

Las cosas están claras: hubo acá un voto antikirchnerista, motivado, además, por una pelea del peronismo de Córdoba con el kirchnerismo que le dio un plus electoral al macrismo que no está contabilizando correctamente. El problema es que ya el 35% va a hacer una epopeya si lo llega a alcanzar. Hoy, su mejor candidato, en condiciones ideales, mide un techo 25 o 27 puntos. No sé cómo van a llegar al 35. En cambio, De la Sota hoy está en ese 35 y puede alcanzar el 40%.

 

-¿Y cuánto hay de mito o realidad en esta pelea/división del peronismo de Córdoba? Surgió una interna por el tema del impuesto a las Ganancias entre el gobernador Juan Schiaretti y De la Sota.

 

-Lo veo como un tándem, como un cinco y un diez. Uno se tiene que encargar de distribuir la pelota y el otro tiene que distribuir el juego. Me parece que cada uno juega su juego, pero en el fondo están perfectamente comunicados. De hecho, es la sociedad política más estable de la política argentina de los últimos tiempos. No creo que haya antecedentes, desde el ’83 a esta parte, de una sociedad política semejante. Córdoba está mostrando la alternancia entre dos dirigentes que tienen estilos distintos, esquemas de poder distintos, pero que indudablemente confluyen en una estrategia común.

 

 

"En Córdooba, el mejor candidato de Cambiemos, en condiciones ideales, mide un techo 25 o 27 puntos. No sé cómo van a llegar al 35. En cambio, De la Sota hoy está en ese 35 y puede alcanzar el 40%."

-Que no sale de Córdoba, ¿no? Los intentos de salida de De la Sota nunca prosperaron.

 

-Hoy no lo veo tan así. De la Sota por primera vez mide, a nivel nacional, mejor de lo que midió en la campaña electoral presidencial pasada.

 

Si tuviera que decir cuál es hoy la estrategia de De la Sota, es muy clara: sabe que en la provincia de Buenos Aires Massa está muy complicado. Si quiere ir por la presidencia, Massa tiene que ganar la provincia de Buenos Aires. O al revés: si no gana, queda afuera de la presidencial. Si De la Sota gana en Córdoba, cree que queda en pie para ir por la presidencial por el peronismo “no kirchnerista”, para decirlo de alguna manera. No contaminado con el kirchnerismo, con cierta experiencia de gestión, confiable para ciertos elementos del establishment, incluso de algunos países extranjeros, previsible y apoyado por el principal partido político de la Argentina.

 

¿Qué puede tener enfrente? ¿A Juan Manuel Urtubey? Pero todavía está creciendo y tiene que superar su tercera mala gestión en Salta, que tiene verdaderos problemas. El único que sí puede complicarlo es Randazzo si en una primaria derrotase a Cristina.

 

-¿Y Scioli?

 

-Scioli tuvo un último mes para el olvido (NdeR: se refiere a los escándalos y denuncias de viajes privados y fiestas de las estuvo envuelto el ex gobernador bonaerense). Es muy difícil que tenga una recuperación después de todo esto. 

 

LA IZQUIERDA CON ACENTO.

 

-¿Y cómo ve la perspectiva para la izquierda y el FIT?

 

-Veo grandes oportunidades. Si logran avanzar en el lenguaje que no sea de una izquierda académica. La izquierda está llamada, por coherencia, a tener una presencia cada vez más fuerte. De hecho, en términos relativos, ha venido creciendo. El problema es cómo articular su discurso socialista-internacionalista con un discurso localista-territorial.

 

Los barrios están abandonados a las buenas de Dios. Los políticos les tienen miedo a la gente. Si ni siquiera les contestan en las redes, menos van a ir a los barrios. Establecen una relación de autoridad desde el poder y, a partir de ahí, ejercen esa autoridad.

 

Además del contenido, hay que conectar con la emoción. Eso es muy importante también en la comunicación. La izquierda lo está incorporando pero tiene que incorporarlo aún más a su lenguaje.

 

@RossoFer

 

Germán Martínez, jefe de la bancada de Unión por la Patria en Diputados
Julio Alak, referente entre los intendentes alineados con Axel Kicillof

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