CAMBIEMOS… OTRA VEZ

Lo anticipó Letra P: Cenzón se va y Vidal detona el gabinete con reforma sciolista

La gobernadora ensaya una reformulación de su equipo que reedita el esquema del mandatario que le dejó la “provincia quebrada”. Ella había eliminado la jefatura de Gabinete. Ahora la repone.

 

La mandataria detonó su gabinete en medio de la discusión del Presupuesto 2017 en la Legislatura, que se entretuvo un mes debatiendo un proyecto que vino fallado: establece un esquema de asignación de partidas que incluye destinatarios que dejarán de existir y no contempla distribución de fondos para los que reaparecerán.

 

Los cambios en el elenco del Ejecutivo reeditan el esquema de organización que utilizó durante los ocho años de su mandato el ex gobernador Daniel Scioli, el mandatario que, según Vidal, le dejó una “provincia quebrada”.

 

Concretamente, Vida repone en el organigrama la Jefatura de Gabinete, una dependencia que ella misma eliminó no bien pisó la gobernación, en diciembre pasado, a través de una reforma de la ley de ministerios que mandó como un rayo al parlamento provincial. A cargo de la ex oficina de Alberto Pérez pondrá a su funcionario de confianza, Federico Salvai.

 

En otro cambio cocinado al calor de la urgencia, Vidal convierte al ex intendente massista de San Miguel, Joaquín de la Torre, en hombre récord: lo hizo asumir como ministro de Producción el pasado 22 de agosto y, dos meses y dieciocho días después, lo designó ministro de Gobierno. Brotan las preguntas: ¿Era el indicado para Producción y ahora estará desaprovechado en un cargo de difusas funciones? ¿No era el indicado para Producción pero había que nombrarlo en algún lado para meter otra pata peronista en el gabinete? ¿Fue apenas una maldad para maltratar a los socios radicales, que sólo tenían ese ministerio y se lo sacaron para darles la mitad? Como sea, para reemplazar a De la Torre, Vidal no tiene a nadie por ahora.

 

POCAS OBRAS.  “El último trimestre del año puede traer consigo una modificación forzosa del gabinete de la gobernadora María Eugenia Vidal. A partir de una vacante que se abrirá en uno de los casilleros más codiciados del organigrama del Poder Ejecutivo bonaerense, la mandataria deberá recalcular…”. Así comenzaba la nota que publicó Letra P el 27 de setiembre pasado. Este portal se refería a Cenzón, que ya le había dicho a la gobernadora que se alejaría de la función pública por asuntos personales.

 

Exactamente un mes después, el 27 de octubre, Cenzón confirmó en público que tenía un pie afuera del gobierno provincial. “Estoy con unos temas que me parece que son importantes como para que yo esté junto con mi familia”, comentó ese día, a la salida de su exposición en la Legislatura para presentar el Presupuesto 2017.

 

Justamente en ese encuentro con legisladores, el ministro dejó un dato clave sobre su gestión y, al mismo tiempo, sobre su legado: a dos meses de terminar el año, había ejecutado menos de la mitad (48%) de su presupuesto.

 

No es menor esa información: la cartera que dejará de conducir es la encargada de la obra pública, el instrumento en el que el frente gobernante Cambiemos deposita buena parte de las expectativas de recuperación económica por su impacto inmediato en la actividad privada y, fundamentalmente, en la creación de empleo, un renglón clave de la tabla de variables de la recesión que marca a fuego el primer año del PRO en el poder.

 

No es el primer cambio que se produce en el gabinete de Vidal en menos de un año de gestión. El 31 de mayo había renunciado el primer ministro de Justicia, Carlos Mahiques, que duró apenas seis meses en un cargo en el que nunca terminó de acomodarse y en el que había debutado, como responsable del Servicio Penitenciario Bonaerense, con la tragedia política de la fuga de los condenados por el triple crimen de la efedrina.

 

El SPB –laboratorio de grandes errores de la administración Vidal- no tardaría en darle nuevos dolores de cabeza autoinfligidos: golpeado por una investigación penal por presuntas maniobras de corrupción, cayó en desgracia el titular de ese organismo, Fernando Díaz. Los hechos que se le imputan son anteriores a la llegada de Cambiemos a la provincia, pero un dato clave neutraliza el atenuante: la gobernadora fue quien lo designó al frente del SPB con la investigación ya en curso. El gobierno reacciono rápido y escondió la salida de Díaz en un descabezamiento más amplio del organismo y con el anuncio de una reforma integral del sistema. La presentación estaba usada: los cambios eran los mismos que habían sido difundidos dos meses antes.

 

Este jueves, los diputados y los senadores provinciales maldecían en varios idiomas: en vez de dedicarse a planificar sus vacaciones y comprar los pan dulces para las Fiestas, deberán agregar en sus agendas de fin de año el tratamiento de otra reforma de la ley de ministerios. Todo, mientras se sienten, al menos, desconcertados por una pregunta que les carcome la autoestima: ¿Sirve el proyecto de presupuesto que tan patrióticamente vienen discutiendo desde hace un mes? Las facultades adjudicadas al Ejecutivo para reasignar partidas salvan las papas, pero no evitarían el revuelo político que el peronismo ya empezaba a azuzar.

 

Jessica Valentini, la abogada de confianza que Martín Llaryora propone para el Tribunal Superior de Justicia.
El gobierno de Javier Milei le adjudicó una licitación millonaria para la seguridad en frontera a una compañía estatal china.

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