La Resolución 646 de la Comisión Nacional de Valores (CNV), reglamentada hoy a través del Boletín Oficial, le cambia la plataforma de valuación a los bonos en dólares a los Fondos Comunes de Inversión (FCI). Hasta hoy, esos instrumentos de inversión que utilizan bonos argentinos en dólares, se apreciaban de acuerdo al valor del dólar “contado con liquidación”, que es el tipo de cambio que surge del cálculo entre la cotización de un bono argentino en pesos en nuestra Bolsa de Comercio, y el precio en dólares del mismo bono en los Estados Unidos.
Eso era perfectamente legal. El caso es que algunos fondos –sobre todo los pertenecientes a la banca privada mayormente extranjera– encontraron un negocio en pasar toda su cartera de títulos a moneda extranjera, al dólar. Después, operando con la brecha cambiaria entre la cotización oficial y la del “contado con liqui”, intentaban ampliarla para aumentar el valor de los bonos. Pero ese aumento no era genuino. Transformaron un Fondo de Inversión, que por sus características es de perfil conservador, en un "fondo de brecha cambiaria” que, contrariamente, es muy riesgoso por su alta volatilidad.
A partir de la norma emitida por la CNV, los Fondos Comunes de Inversión deben empezar a valuar sus carteras al valor del dólar oficial. Un Fondo Común de Inversión se valúa en cuotapartes, cuyo valor, a su vez, surge de la cotización de los activos en los que invierte. Si esa valuación, en lugar de estar atada a la cotización del “contado con liqui”, se ata un tipo de cambio administrado por el Banco Central de la República Argentina, pierde volatilidad. Eso significa previsibilidad. De ese modo se protege al inversor, que está siendo víctima de un banco o una empresa de gestión de fondos comunes que le vende un Fondo Común de Inversión de Renta Fija, pero que en realidad le está brindando un “fondo de brecha cambiaria”. Esta ha sido una operativa que se generalizó en la banca privada: algunas entidades tenían hasta el 98 por ciento de sus carteras de bonos en dólares. No es el caso de la banca pública.
Ahora bien, la operatoria del “contado con liqui” se suele hacer con bonos o con acciones. Cuando se hace con acciones, se eligen por lo general las acciones líquidas, es decir, las que tienen más volumen operado, las que más se mueven a diario en el mercado. En nuestro país, esas acciones son las de las empresas petroleras. De ese modo, los Fondos antes de tener una exposición a esta caída en la valuación salieron a vender muy fuerte sus acciones, lo que explica la caída en el precio de las acciones de empresas tan importantes como YPF.
El cambio de normativa afecta a algunos particulares, que se ven perjudicados por la caída de la valuación de los fondos en los que invirtieron. Eso es obviamente controvertido. Ellos deben quejarse ante quienes le vendieron un fondo especulativo disfrazado de otro instrumento financiero. La CNV pretende darle estabilidad al sistema cambiario y terminar con esos comportamientos, que aportan una fuente adicional de incertidumbre en el mercado cambiario. Entre el “contado con liqui” y el mercado cambiario paralelo hay un vínculo, y si esas variables se dejan libradas a criterios especulativos, el comportamiento de unos pocos actores termina afectando a una gran mayoría. El mercado de valores debe ser menos especulativo, más genuino y ligado a la actividad productiva. Hay muchos países que hablan de control, pero que mantienen la lógica de desregulación que tanto daño hace a las economías. Queda mucho por hacer, pero Argentina está a la vanguardia.