Apenas concretada la nacionalización de YPF, el Gobierno había iniciado los trámites para “normalizar” su situación con la petrolera española Repsol, proceso que finalizó con el pago de 5000 millones de dólares por parte del Estado. A lo largo de ese camino Axel Kicillóf le habría asegurado en reiteradas ocasiones a la Presidenta que el CEO de Repsol, Antonio Brufau, de pésima relación con el Ministro, sería expulsado de su cargo de presidente y que allí llegaría un hombre de Isidro Fainé, titular de La Caixa, accionista minoritario de Repsol.
Las charlas de Kicillof y del embajador Carlos Bettini con Faine (que tiene mala relación con Brufau) transmitían alguna seguridad y optimismo de cara al futuro ya que todavía Repsol retiene acciones de YPF, apenas un 6% pero que le alcanza para tener sillas en el directorio de la empresa. Es un espacio mínimo pero que sirve para que el Gobierno no pueda dar a conocer su contrato con Chevron por Vaca Muerta, por temor a alguna filtración entre Repsol y los hold outs que buscan embargar lo que esté a mano.
Todos los pronósticos de Kicillof se derrumbaron el viernes pasado. En Madrid se firmó un nuevo organigrama de Repsol y Brufau tiene más poder que nunca. Bajo su influencia concentra todas las áreas decisivas y acaba de nombrar a su mano derecha Josu Imaz como CEO de la compañía, reservándose para sí mismo la presidencia.
Esa situación de poder se cristalizó la semana pasada pero se gestó antes. Fue cuando Brufau cerró la compra por parte de Repsol de la petrolera canadiense Talisman Energy. Los informes reservados de Repsol que consume el mercado tienen revelaciones de la relación con el Gobierno. Allí, la empresa admite que se arrepiente de haber invertido en Argentina pero que tiene “optimismo” por el recambio presidencial y que, en definitiva, hoy YPF vale menos que cuando la controlaba Repsol. Actualmente el valor de la compañía oscila en los 10.000 millones pero antes de la estatización costaba 14.000 millones de dólares.
Respecto al directorio de la empresa y la polémica por los sueldos dada a conocer esta semana, los mismos informes le restan importancia porque explican que son valores propios del mercado petrolero aunque recuerdan que una de las directoras nombradas por Kicillof tardó 11 años de recibirse de economista y que recién el año pasado terminó su carrera de actuaría sin tener mayores responsabilidades en el ámbito laboral.
El ministro de Economía, a quien las últimas mediciones del Gobierno lo posicionan como uno de los funcionarios con peor imagen (por eso Daniel Scioli lo prefiere a Eduardo De Pedro como vice), se dejó llevar, se podría decir por sus charlas con Faine, que es un hombre que tiene que llevarse sí o sí bien con el Gobierno porque tiene acciones en Telefónica (que controla Telefé, canal favorito del oficialismo) y en Gas Natural, empresa de gas de fuerte presencia en el Conurbano.
En el medio, este jueves, Cristina salió a defender a Axel Kicillof en cadena nacional. Volvió a cargar contra los medios y se preguntó “¿qué es lo que pretenden?”. YPF también tuvo que aclarar la situación y explicó que: "las remuneraciones que fueron informadas a la Comisión Nacional de Valores, cumpliendo con todos los requerimientos de información tanto locales como internacionales, comprenden a un conjunto de personas como directores, síndicos, ejecutivos integrante del Directorio, entre otros, con diferentes funciones y salarios acordes a su nivel de responsabilidad. En consecuencia, no es posible atribuirles a todos un promedio salarial como se hace en la nota”.