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“Imagen negativa”, la variable que inclinó la balanza en favor de Recalde y dejó afuera a Cabandié

Letra P.- Juan Cabandié y el titular de Aerolíneas Argentinas peleaban por ser el candidato de La Cámpora a jefe de Gobierno. El hijo del reconocido ex abogado de la CGT le sacó una leve ventaja en los números y fue finalmente bendecido por la Casa Rosada.

La decisión de ubicar a Mariano Recalde como el candidato a jefe de Gobierno del Frente para la Victoria bendecido por el propio Gobierno nacional sorprendió no sólo por la oficialización a última hora, sino porque era Juan Cabandié quien sonaba como el dirigente de La Cámpora que representaría al kirchnerismo porteño en 2015.

 

Además, el diputado nacional confiaba y contaba con en el apoyo de Unidos y Organizados y de la propia Casa Rosada. En cambio, Recalde desde fines del 2014 jugaba al distraído y se mostraba desinteresado por la Ciudad de Buenos Aires.

 

“La verdad, hoy 31 de diciembre, lo último que estoy pensando son las elecciones del año que viene”, le dijo el dirigente camporista al diario Ámbito Financiero. En esa misma entrevista marcó que “no es en esta etapa una preocupación mía” pero indicó que “tampoco lo descarto, pero no es un tema que estemos pensando en este momento”.

 

Es verdad que su nombre sonaba pero, siempre que podía, esquivaba ser incluido en la nómina de precandidatos K para la Capital Federal. Hasta que el titular del PJ porteño, Víctor Santa María, comenzó a levantarle el perfil en sus propios medios, como si fuese su vocero.

 

Por el contrario, Cabandié le comunicaba una y otra vez a sus asesores más cercanos que contaba con la venia del Gobierno nacional y tenía asegurado su apoyo para destronar al macrismo de Bolívar 1.

 

En su rol de interlocutor de los aliados del kirchnerismo con la Casa Rosada, cobró mayor protagonismo. En especial en las últimas dos semanas, cuando ofició de vocero del Gobierno traduciendo los mensajes y explicando qué pasaría con la alianza del FpV porteño y sus eventuales candidaturas.

 

No obstante, no era el único que cumplía esa tarea. El diputado nacional Andrés “El Cuervo” Larroque, el secretario de la presidencia, Eduardo “Wado” De Pedro, el diputado provincial José Ottavis y el propio Recalde también le hicieron llegar las indicaciones de Balcarce 50 a los aliados del sabbatellismo, el ibarrismo y el Movimiento Evita.

 

Cada uno a su momento participó de las negociaciones con los aliados pero el más involucrado siempre fue Cabandié. De hecho, en nombre de La Cámpora, trabajó arduamente para correr a Aníbal Ibarra de la interna K.

 

Sus intentos fueron en vano porque el ex jefe de Gobierno recibió el respaldo del secretario de Legal y Técnica de la Nación, Carlos Zannini, y hasta del gobernador Daniel Scioli, que también aportó su granito de arena para que “el flaco” compita dentro del Frente para la Victoria.

 

A pesar de este resbalón, las aspiraciones de Cabandié no disminuyeron y luego del 25 de febrero, día en que se cerraron las alianzas y se confirmó que el ibarrismo participaría junto al kirchnerismo, su intención por colocarse como el precandidato de La Cámpora fue en aumento.

 

La primera semana de marzo fue un huracán de vaivenes en el Frente para la Victoria de la Ciudad. Mientras se forjaba una lista paralela con Carlos Heller, Jorge Taiana y Daniel Filmus a la cabeza, la nómina oficial impulsada por la Casa Rosada no terminaba de definirse y había tiempo hasta el 7 de marzo a la medianoche para presentarla.

 

De buenas a primeras y, para sorpresa de todos, el nieto recuperado anunció el viernes 6 por la noche a Télam que el hombre de Aerolíneas Argentinas sería el candidato camporista para la Jefatura de Gobierno porteña.

 

Horas después, ya durante la tarde del sábado del cierre de listas, el acuerdo de “los rebeldes” culminó con un pase de último momento: Filmus abandonó el barco y se agregó Ibarra, que dejó la lista del PJ y La Cámpora, dos espacios que no se parecen en nada al ibarrismo.

 

El cambio de Recalde por Cabandié tiene una justificación numérica. En los últimos días de febrero y comienzos marzo circuló en la Casa Rosada una serie de encuestas que dejó pensando al Gobierno.

 

El diputado nacional posee una intención de voto del ocho por ciento en territorio porteño pero ese no sería el problema. El porcentaje de imagen negativa fue lo que alarmó al oficialismo nacional.

 

Cabandié tiene en la Ciudad de Buenos Aires una imagen negativa que rodea los 56 puntos, mientras que la positiva roza los 28. En la otra vereda, Recalde arrastra una imagen negativa de 47 puntos y una positiva de 27.

 

La intención de voto del presidente de la aerolínea de bandera es menor que la del nieto recuperado pero la diferencia que se sacan en cuanto a imagen negativa plantea un escenario con más oportunidades para este último.

 

La imagen negativa de Cabandié es tan alta que no le permite seguir creciendo en intención de voto, algo a lo que Recalde si puede aspirar porque, siguiendo este razonamiento, sí tiene chances de crecer en las encuestas.

 

Por otra parte, la presidenta ve en Recalde a un candidato que posee gestión. No es un dato menor, porque puede exhibir un paso por la administración pública que es distinto al de Cabandié, que fue legislador porteño y ahora posee un despacho en el Congreso Nacional.

 

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