El juez Sebastián Casanello arrojó la primera señal desde la justicia federal que espera al gobierno de Mauricio Macri. El magistrado, duramente cuestionado por una supuesta cercanía al kirchnerismo, se desmarcó rápido y apeló a un giro procesal extraño para dejar al presidente electo fuera del juicio oral por el caso de las escuchas ilegales en el Gobierno porteño.
Generalmente, si un grupo de personas está procesado por un delito es lógico que todos sus integrantes, en bloque, vayan a juicio. En todo caso, puede haber variaciones si son diferentes las imputaciones. No es el caso. Y no sería el único gesto del juez que busca distanciarse del kirchnerismo. En los próximos días, antes de la feria de enero, habrá movimientos en el expediente del empresario Lázaro Baez.
Paradójicamente, la decisión de Casanello no ayuda al ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, en lo que ya es una búsqueda desesperada por un cargo de relevancia. La gobernadora bonaerense electa, María Eugenia Vidal, lo rechazó en la provincia; Germán Garavano le birló la cartera nacional de Justicia y se sabe que tampoco irá a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Se lo mencionó como potencial embajador en Colombia y hubo quien también habló de Cuba. Finalmente, su destino podría ser en una agencia federal antinarcóticos de futura creación. Montenegro siempre le dijo a Macri que podría rescatarlo del caso de las escuchas, pero también dio a entender que no tenía llegada a Casanello. Efectivamente, no la tiene.
El futuro de Macri depende del fiscal Jorge Di Lello, que sería muy raro que no elevase el caso a juicio oral. Peronista histórico, cercano al kirchnerismo, también comienza a tomar distancia del gobierno saliente.
Di Lello come asados de vez en cuando con Juan Mahíques, que integrará el gabinete Garavano. Comparten casa en Mercedes, donde también aparece el juez Carlos Mahíques, padre de Juan y nuevo ministro de Justicia bonaerense si le dan licencia.
Este vuelco hacia el PRO conlleva otras movidas en Comodoro Py, como el caso de Norberto Oyarbide, que ahora quiere citar a declarar al vicepresidente Amado Boudou en el caso por las dádivas. Demasiado tarde: apenas se dé el recambio, se activarán siete causas contra Oyarbide en el Consejo de la Magistratura y se le recomendará que tome la jubilación. Oyarbide procesó a Macri por las escuchas y siempre fue protegido por el kirchnerismo.
Otro caído en desgracia es Rodolfo Canicoba Corral, que vio frustradas sus chances de ser operador sciolista en el fuero y ahora también ve caer su principal puente con el macrismo, o sea, Montenegro. El viernes pasado, en una cena para pocos, el fiscal Carlos Stornelli también le auguró un destino complicado al juez del caso AMIA.