Economía

ARBUS: la sombra de Recalde en otro negocio estatal deficitario que maneja La Cámpora

Por Antonio Rossi.- A juzgar por las dos primeras semanas de vida, el servicio de ómnibus a Aeroparque que comenzó a prestar Intercargo –la empresa controlada por La Cámpora– podría ser un nuevo fracaso económico que requerirá de los subsidios del Estado para poder mantenerse en pie.

Operado con el nombre de ARBUS, el nuevo servicio de transporte de pasajeros desde los principales puntos de la Capital Federal hasta la terminal aérea Jorge Newbery, surgió por una iniciativa del titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde.

 

Como no podía instrumentarlo por medio de la aerolínea de bandera, Recalde decidió utilizar a la estatal Intercargo para la puesta en marcha del nuevo negocio de la gestión camporista que ha copado casi todos los segmentos del sector aeronáutico.

 

Desde principios de 2013, Intercargo, que presta los servicios de rampa y de transporte interno en los aeropuertos, está en manos de María Cecilia García, una contadora proveniente de la Inspección General de Justicia (IGJ) que responde al ministro de Economía, Axel Kicillof, y al titular de Aerolíneas.

 

La extensión del campo de acción de Intercargo a los servicios de ómnibus comenzó a gestarse a mediados del año pasado y apuntó a un doble objetivo: quedarse con una porción del negocio que tiene desde hace varias décadas la empresa Manuel Tienda León y generar nuevas fuentes de trabajo para los allegados y militantes K.

 

Para que Intercargo pudiera operar los servicios de ARBUS, el Gobierno le aprobó el año pasado una norma “a medida” que le permite transportar pasajeros sentados y parados.

 

Por medio de la resolución 72/2013 de la Secretaría de Transporte, el Poder Ejecutivo modificó las reglas de juego que existían desde 1994 para los denominados “servicios de oferta libre”.  Antes los únicos que estaban autorizados a llevar pasajeros de pie eran los “servicios de hipódromo y espectáculos deportivos y culturales”. Con la nueva norma también quedaron habilitados para trasladar personas paradas los “servicios portuarios y aeroportuarios”.

 

Con ese paraguas y los permisos correspondientes de la ANAC y de Aeropuertos Argentina 2000, Intercargo salió a comprar en forma directa y sin licitación 15 ómnibus nuevos para cubrir los primeros servicios de ARBUS que unen cuatro puntos estratégicos de la Capital con Aeroparque.

 

La adquisición de los vehículos implicó una inversión cercana a los $30 millones que se afrontó con una partida extra de recursos del Tesoro. Las unidades que se incorporaron tienen una llamativa particularidad derivada de un error o de una negligencia de los funcionarios. Pese a que están destinados a transportar pasajeros que en su gran mayoría llevan equipajes, los ómnibus no cuentan con las bodegas laterales de carga que tienen todos los colectivos de larga distancia y los de la empresa competidora Tienda León. Esto hace que todas las personas que viajen con valijas y bolsos se vean obligadas a acarrear esos bagajes por su cuenta al interior de los ómnibus.

 

Para poder arrancar con los servicios –en cuyo acto de inauguración el que llevó la voz cantante fue, curiosamente, el mismísimo Recalde y en lugar de la ignota García–, Intercargo tuvo que incorporar a su plantel 37 choferes y 8 empleados administrativos.

 

Pintados con los colores que identifican a Aerolíneas Argentina, los ómnibus de ARBUS salieron a las calles a mediados de agosto. Cubren los trayectos a Aeroparque que parten desde el Obelisco, la terminal de Retiro, Puente Pacífico y Puente Saavedra. Los servicios están diagramados cada media hora entre las 5.30 de la mañana y la medianoche.

 

Pese a la insistente publicidad oficial y al bajo valor del boleto ($20 contra los $ 50 que cobra Tienda León y $120 promedio que puede costar los taxis y remises), hasta ahora los servicios de ARBUS tuvieron una escasa aceptación del público.

 

Según los números internos que circulan en Intercargo, el costo operativo mensual de los ómnibus va camino a superar los $2 millones frente a una recaudación por venta de pasajes que apenas llegaría a cubrir el 15% de ese gasto.

 

A los funcionarios camporistas, ese “rojo operativo” no les genera preocupación alguna. Confían en seguir recibiendo el auxilio del Estado por medio de nuevos subsidios y aportes extraordinarios. La próxima apuesta que tienen en las gateras es extender los viajes del centro porteño hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y habilitar otros servicios similares en las principales ciudades y terminales aéreas del interior donde pisa fuerte Aerolíneas Argentinas.

 

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