Buenos Aires – Lisboa, 19200 kilómetros. Buenos Aires – San Pablo, 1730 kilómetros. Buenos Aires – Israel, 12200 kilómetros. Israel – Francia, 3250 kilómetros. Francia – Río de Janeiro, 8950 kilómetros. Río de Janeiro – Buenos Aires, 2000 kilómetros. Suman poco más de 47.000 los kilómetros que viajó el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, desde el 24 de mayo hasta el 25 de junio, en un mes que alternó escapadas futboleras, viajes oficiales y una escala en Europa donde no tenía actividades gubernamentales.
En el medio de la euforia mundialista y de las millas acumuladas la Ciudad de Buenos quedó acéfala durante algunas horas. No estaba el líder del PRO, tampoco los que lo siguen en la cadena de mando. No sólo Macri viajó a ver el debut de la Argentina frente a Bosnia. El jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y el vicejefe primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, también estuvieron en Río de Janeiro y disfrutaron el triunfo. ¿Dónde estaba María Eugenia Vidal? Trabajando, recorriendo la provincia como lo viene haciendo desde hace un tiempo para que su imagen vaya tomando fuerza.En esas horas, el Gobieno no tuvo quien respondiera.
Las escapadas de Macri no son nuevas, pero lo que sorprende en esta oportunidad es la cantidad de viajes en tan poco tiempo, la mayoría de ellos por cuestiones personales que podría haber evitado. “No te podés tomar vacaciones, un funcionario público tiene que estar disponible 24 por 24″, le había aconsejado Jorge Rial a Macri durante una entrevista que le realizó el año pasado. La sugerencia surgió después de la tormenta de abril de 2013 que azotó la ciudad y provocó serias inundaciones en toda el área metropolitana. A esa emergencia le hizo frente Vidal; ni Macri ni Rodríguez Larreta estaban en la ciudad.
Meses después el Servicio Metereológico Nacional alertó sobre la posibilidad de la llegada de un fenómeno que había afectado al centro del país con tormentas y fuertes ráfagas. A pesar de las recomendaciones Macri y Vidal no reprogramaron sus agendas y decidieron viajar a Europa para una visita protocolar de seis días durante los cuales Ritondo estuvo a cargo de la Ciudad.
Tantos viajes llamaron la atención de los legisladores que elaboraron varios informes referidos al tema. En uno de ellos la diputada de Nuevo Encuentro, Gabriela Cerruti, detalló que Macri había estado de viaje durante 261 días desde su asunción en diciembre de 2007 hasta diciembre de 2012. Sin embargo en la cabeza de Macri nada cambió en cuanto a sus días de descanso y esparcimiento. El ingeniero, tal vez, no entienda que está cumpliendo una función pública y debe permanecer mucho más tiempo en Buenos Aires de lo que realmente está.
O, tal vez, no pueda concebir otra forma de gobernar que no sea esa. El último ejemplo lo demuestra. Entre el 24 de mayo y el 25 de junio Macri estuvo, al menos, dos semanas de viaje. Y no todos fueron oficiales.
En Brasil, alentó a la Selección frente a Bosnia y luego frente Irán –viajó directamente desde Europa a Brasil para ver ese partido y regresó a la Argentina-; en Israel se reunió con el primer ministro Benjamin Netanyahu, y visitó lugares santos para judíos y cristianos, como Belén y el Museo del Holocausto. Nadie sabe que hizo en Europa.
Pero antes estuvo en Lisboa. “@Simeone Todos con vos, Cholo”, compartió el líder del PRO en Twitter después de la final de la Liga de Campeones de Europa. En ese partido, el 24 de mayo, el Atlético de Madrid dirigido por Diego Simeone estuvo a minutos de quedarse con el título que se llevó Real Madrid. Tan improvisado fue el viaje de Macri que debió retirarse antes de que finalice el juego porque perdía el avión hacia Buenos Aires. Al otro día, y tras viajar en un vuelo de TAM y en clase económica, llegó con lo justo al Tedeum en la Catedral Metropolitana por el 25 de Mayo. Su hija Agustina le había pedido presenciar el partido. Y le dio el gusto.