“El rechazo de las autoridades de Kiev a un diálogo real con los representantes de las regiones” constituye “un obstáculo serio en el camino de la desescalada”, señaló un comunicado del ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
Los europeos y los estadounidenses deben presionar al gobierno ucraniano para que las cuestiones constitucionales se solucionen “antes de la elección prevista para el 25 de mayo”, agregó el comunicado.
El anuncio ruso coincidió con la visita a Kiev del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quien respaldó un “diálogo nacional” entre el gobierno de Ucrania y las regiones separatistas del este auspiciado por la OSCE.
Alemania “apoya el plan del gobierno ucraniano por un diálogo nacional” con las regiones separatistas, declaró Steinmeier después de entrevistarse en Kiev con el primer ministro Arseni Yatseniuk.
“Las elecciones presidenciales del 25 de mayo desempeñarán un papel decisivo” para restablecer la paz, agregó Steinmeier, que debe reunirse también con el presidente interino Olexandre Turchinov.
El lunes, la organización europea anunció en Viena que el presidente ruso, Vladimir Putin, “apoya” la hoja de ruta de la OSCE tras una conversación telefónica con su presidente, el suizo Didier Burkhalter.
El Kremlin confirmó en un comunicado su apoyo a la OSCE para establecer un “diálogo directo entre las autoridades de Kiev y los representantes de las regiones del sudeste de Ucrania”.
Sin embargo, el presidente ucraniano anunció el martes que la operación militar en el este del país continuaba.
Durante la noche del lunes se registraron nuevos combates en Slaviansk, bastión de los rebeldes de la región de Donetsk.
Los esfuerzos diplomáticos de la OSCE y los europeos se producen al día siguiente de que las autoridades de la ciudad de Donetsk pidieran al Kremlin que “examinara” su integración a la Federación de Rusia.
Los separatistas de Donetsk y Lugansk salieron fortalecidos del referéndum organizado el domingo pasado, en el que registraron una importante afluencia de electores y un apoyo masivo a la secesión.
Tanto Kiev como la Unión Europea y Estados Unidos han denunciado la “ilegalidad” de ambos referendos.
Rusia no respondió de momento al pedido de adhesión de los separatistas de Donetsk, que recuerda mucho al de la península rusohablante de Crimea, anexionada en cuestión de tres semanas.
No obstante, Moscú pidió el lunes que se respete “la expresión de la voluntad de los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk”, tomando así una posición diametralmente opuesta a la de las capitales occidentales.