El ex presidente de Brasil Inácio Lula Da Silva parece estar evaluando la posibilidad de tomar las riendas del oficialismo –aunque por lo bajo los analistas ya le confieren todo el poder al antiguo mandatario- a partir de 2018, fecha en la que se volvería a postular a la presidencia, según publica el portal económico brasilero, Valor.
Mientras que el País tiene un 2014 convulsionado con la organización del Mundial de Fútbol a partir de junio, hacia fin de año, en octubre y noviembre, serán la primera y segunda vuelta electoral para definir un posible nuevo mandato de Dilma Rousseff.
En esta oportunidad, la principal oposición al Partido de los Trabajadores proviene del propio bloque oficialista, con el desprendimiento del candidato del Partido Socialista Brasileño y gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos.
En este panorama, Lula cree que Dilma obtendrá una reelección segura, pero considera probable una eventual presentación suya hacia 2018, para cuando Campos reintentará vencer al PT. Siempre según el mismo medio local, habría dicho a senadores aliados –durante un almuerzo- “si me rompen mucho las pelotas vuelvo en 2018″.
Si bien Lula le habría ofrecido su apoyo a Campos para 2018, éste optó por presentarse en 2014 y le valió el disgusto de la voz principal del PT. Para los dirigentes oficialistas, los 16 años en el poder no habrían alcanzado “para el proyecto de transformación del país”.
La reaparición de Lula llega para apuntalar a Rousseff en momentos en que Brasil atraviesa una “dramática crisis” –en palabras de la presidenta-, con una fuerte fuga de divisas e inversiones, que presiona sobre el valor del Real y conllevó cambios de nombres en el gabinete de ministros.