Economía

La rebaja en los combustibles de Kicillof no moverá el amperímetro económico y perjudicará a los expendedores

Por Antonio Rossi.- La baja del 5% en los valores de las naftas y el gasoil que el Gobierno anunció a partir del 1 de enero, puso en estado de alerta a los estacioneros y, lejos de representar un beneficio generalizado para la economía, su impacto en los precios sería prácticamente neutro en los sectores productivos y del transporte que tienen una alta dependencia de los combustibles líquidos.

Como la mayoría de los anuncios que efectúa la administración kirchnerista de manera parcial e incompleta, la reducción de los precios en los surtidores prometida para 2015 fue lanzada al ruedo sin las normas reglamentarias y la “letra chica” de las medidas complementarias que forman parte de esta movida.

 

Las primeras reacciones críticas al anuncio de rebaja de los combustibles llegaron desde las entidades que agrupan a los expendedores.

 

El secretario de la Federación de Expendedores de Combustibles de la República Argentina (FECRA), Raúl Castellano, advirtió que el descenso en los precios tendrá un “impacto directo” contra la rentabilidad de las estaciones de servicio, que están cerrando sus puertas.

 

El empresario destacó que las objeciones del sector de deben a que “las compañías petroleras obtendrán un resarcimiento o compensación con un crudo más bajo y una menor carga impositiva mientras que nosotros no recibiremos nada a cambio”.

 

Según alertó Castellano, “los expendedores van cargar con el peso de la rebaja, lo cual impactará negativamente en la rentabilidad de las estaciones de servicio que viene en picada desde hacer varios años”.

 

En tanto, Luis Malchiodi –el titular de los expendedores bonaerenses– sostuvo que la baja en los precios podría durar solo un mes, dado que en febrero el valor del petróleo en el mercado internacional podría volver a subir.

 

Malchiodi consideró que esta rebaja compulsiva en los combustibles –al igual que la efectuada en 2008 por el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno– no tendrá efecto positivo en el resto de la economía porque ningún sector va a retocar sus precios por los menores valores de las naftas y el gasoil.

 

Por su parte, tanto en la restatizada YPF como en las restantes petroleras que abastecen el mercado interno, están a la espera de las resoluciones oficiales que fijarán las nuevas reglas de juego en materia de precios.

 

Si bien el ministro de Economía, Axel Kicillof, aseguró que la rebaja iba a ser del 5% para todos los combustibles, desde las petroleras señalaron que la remarcación no sería lineal y directa. Lo más probable es que se aplique un descuento “promedio” del 5% que distribuirá las bajas más pronunciadas en los combustibles que tienen menos demanda y dejará los retoques más leves para los combustibles más buscados por los automovilistas.

 

Por el lado de las compañías de transporte, la caída que se avecina en los precios del gasoil no traería ninguna consecuencia en el terreno tarifario.

 

Las empresas del autotransporte de cargas anticiparon que no modificaron los valores de los fletes porque la incidencia de la rebaja en el gasoil es prácticamente nula.

 

“Una disminución del 5% en el combustible tiene un impacto final del 2 al 2,5% en la estructura de costos de los camiones. Esa leve caída se ve ampliamente superada por los mayores costos que tenemos que afrontar a partir de enero por los incrementos en las patentes, en los peajes y en los sueldos de los choferes, a los cuales les tuvimos que pagar un bono extra de fin de año”, explicó el dueño de una transportista que moviliza cargas generales entre la región metropolitana y el Litoral.

 

En el caso de las compañías de ómnibus de larga distancia, tampoco se aguarda una revisión a la baja en los pasajes interurbanos. Las tarifas aumentaron entre un 12% y 20% desde el 1 de diciembre tras el ajuste que había autorizado el Gobierno para el período estival. Lejos de un descuento, los empresarios del sector ya están calculando que en marzo van a necesitar otra actualización tarifaria para poder pagar los aumentos salariales que surjan de las paritarias con el gremio de la UTA.

 

Por su parte, las industrias químicas y petroquímicas no tienen en carpeta ninguna modificación de sus precios derivada de la baja del crudo y los combustibles internos que se registrará desde enero.

 

Debido a la inercia inflacionaria y la incertidumbre política, la sensación generalizada entre los economistas y especialistas energéticos es que la rebaja del 5% en los combustibles no moverá el amperímetro de los precios de la economía interna.

 

Según explicaron los ministros de Economía, Axel Kicillof y de Planificación, Julio De Vido, la rebaja en los precios de los combustibles al público va a estar atada a un descenso del 8% en el valor del crudo que las refinerías les pagan a los productores locales. Los actuales precios domésticos del barril que oscilan entre los US$ 70 y US$ 84 bajarían entre US$ entre 5 y US$ 7, junto con una mejora en el esquema de retenciones a las exportaciones para que las petroleras locales puedan incrementar sus ingresos por las ventas externas. A eso se sumaría una reducción de los impuestos internos de los combustibles que aún debe ser definida por el equipo económico.

 

Mientras tanto, la retracción prevista para las naftas y el gasoil abrió una “grieta” entre los expertos energéticos K, que siempre justifican y defienden las medidas petroleras del Gobierno. Un caso llamativo es el de Víctor Bronstein, timonel delCEEPYS (Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad) quien suele expresar lo que no puede decir públicamente el CEO de YPF, Miguel Galuccio.

 

A contramano de los argumentos de Kicillof, Bronstein sostuvo en el diario Página/12 que “hay que pensar en términos estratégicos y en el autoabastecimiento porque la nafta cara de hoy puede ser la nafta barata de mañana”.

 

Agregó además que “YPF necesita mantener sus niveles de rentabilidad extra para financiar la producción de Vaca Muerta” y para eso se requiere que “los precios del crudo local sean más elevados que el internacional para poder favorecer las inversiones que en el futuro representarán el autoabastecimiento”.

 

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