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La hermana de Macri llamó al jefe de Gobierno para que sus legisladores aprueben la ley de centros culturales

Letra P.- Después de idas y vueltas, la legislación para que se contemple a espacios culturales porteños en el Código de Habilitaciones y evitar clausuras, vio la luz. Todo, gracias al llamado de Florencia Macri que le pidió a su hermano que ordene a los legisladores del PRO, quienes rechazaban el proyecto trabajado por MECA. Los distintos espacios políticos festejaron la aprobación.

Luego de meses de debate y análisis de los distintos proyectos presentados, la Legislatura porteña aprobó con 56 votos positivos y por unanimidad la iniciativa que busca regular la actividad de los centros culturales de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Hasta este jueves peligraba la sanción de la iniciativa por los constantes cruces entre la oposición y el oficialismo con respecto al tema. Sin embargo, un simple llamado de Mauricio Macri resolvió el conflicto y el PRO, sin chistar, aprobó el proyecto trabajado e impulsado por los representantes de los centros culturales y los legisladores kirchneristas.

 

Concretamente, la hermana de Mauricio Macri, Florencia, llamó al jefe de Gobierno para que la Legislatura porteña diera el visto bueno a la ley de centros culturales de una vez por todas, dado que el debate se inició en agosto y nunca prosperó la ley.

 

La cineasta y fotógrafa levantó el teléfono para pedirle a su hermano mayor que se apruebe la iniciativa que contempla a centros culturales dentro del Código de Habilitaciones de la Ciudad para evitar ser clausurados por la Agencia Gubernamental de Control (AGC) que, sistemáticamente, anula la habilitación provisoria que poseen.

 

Entonces, para no fallarle a su hermana, el miércoles por la tarde Macri se comunicó con el vicepresidente 1° de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, y le pidió que se reunieran. En ese encuentro, el jefe de Gobierno ordenó al Ritondo que encuentre el espacio y el consenso para dar luz verde sobre dicha ley. Con ese gesto, Macri intentó revertir la imagen negativa que tiene en el ámbito cultural alternativo e, incluso, indicó que el PRO avance con el proyecto presentado por el kirchnerismo.

 

De esta forma, la normativa, que fue acompañada por todos los espacios políticos y por Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), tuvo la positiva luego del cierre de cerca de 25 centros culturales en los últimos meses, con un reclamo que data de casi diez años.

 

El proyecto original fue redactado por un número importante de centros culturales agrupados en MECA hace casi una década. El primer espacio político que tomó el tema durante este año fue Seamos Libres, la agrupación aliada al kirchnerismo que tiene a Pablo Ferreyra como el legislador que los representa.

 

“Esta ley, que la Legislatura deberá refrendar en segunda lectura durante 2015, es producto de la lucha de los espacios que construimos cultura en los barrios todos los días. La creciente movilización y organización llegó a su punto máximo en la manifestación de la semana pasada que organizamos desde Cultura Unida, de la que participaron más de siete mil personas, y generó la concientización de los diputados del PRO que debieron ceder en respuesta a los reclamos”, manifestó Ferreyra luego de la sanción en primera lectura del proyecto.

 

Como la mayoría de sus colegas, el diputado porteño destacó “el amplio debate de la oposición y el oficialismo, que posibilitó este avance”. Ferreyra, junto a su compañero de Seamos Libres Jonathan Thea, vienen denunciando las clausuras de centros culturales de la AGC desde comienzos de año. De hecho, así lo planteó ese espacio cuando el titular de esa cartera se acercó a la Legislatura a dar explicaciones.

 

El 5 de noviembre, durante su visita a la Legislatura, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, evitó referirse a la situación pero admitió que era necesario avanzar en una legislación. Ahí llegó el primer guiño por parte del oficialismo al reclamo de la oposición.

 

Según pudo saber Letra P, ya a fines de noviembre el Ejecutivo porteño bajó la orden de sancionar una iniciativa que beneficie a los espacios culturales y que sea avalado por los bloques opositores antes de llegar al 2015. El argumento es claro: Macri no quiere toparse con manifestaciones culturales en contra de su gestión justo en el año que va por la presidencia.

 

Este año ya tuvo dos muy significativas. En agosto, cerca de 3500 personas se movilizaron a la Jefatura de Gobierno porteña para repudiar el cierre de cerca de 25 centros culturales y cortaron el tránsito en Avenida de Mayo por unas horas ocasionando un caos de tránsito.

 

El jueves 11 de diciembre, cuando la Legislatura atravesaba una sesión maratónica, miles de integrantes de distintos espacios culturales porteños marcharon hacia el Parlamento para exigir el tratamiento de la ley que no se logró en esa jornada.

 

Siete días después, y con el apoyo de todas las fuerzas políticas de la Legislatura, los centros culturales consiguieron que se apruebe el expediente en primera lectura. Al ser una iniciativa de doble lectura debe pasar por instancia de audiencia pública y, finalmente, ser votada de manera total. No obstante, eso ocurrirá recién en 2015 porque la de este jueves fue la última sesión del año para los legisladores porteños.

 

La legisladora kirchnerista Lorena Pokoik indicó que “esta ley pone fin a la etapa de clausuras para dar comienzo a un tiempo de reconocimiento a los centros culturales barriales que hasta hoy no contaban con un marco normativo”. “Celebramos que esta vez la Legislatura haya estado a la altura de las circunstancias para recoger una demanda de la sociedad y transformarla en un derecho”, marcó.

 

Si bien la ley se aprobó entre aplausos y discursos con alta emoción, de no haber mediado el pedido de Florencia Macri ni el llamado del propio Mauricio Macri difícilmente la normativa hubiese obtenido el visto bueno este mediodía.

 

Como se explicó, el Gobierno porteño deseaba cerrar el año con un guiño para los centros culturales pero no estaba dispuesto a ceder tanto con respecto a los artículos específicos del proyecto que este jueves consiguió luz verde. Por más de que se aprobó un texto consensuado entre la oposición y el oficialismo, el expediente respeta el espíritu de la ley que impulsaba el kirchnerismo que, al inicio del debate en el mes de agosto, fue rechazado de raíz por el PRO.

 

Según pudo saber este medio, dentro del PRO había dos vertientes distintas. Por un lado, la titular de la Comisión de Cultura, Lía Rueda, junto a la jefa de bloque, Carmen Polledo, miraban con desconfianza el proyecto K y querían cumplir con los límites marcados desde Bolívar 1. En la otra vereda, enojada con sus compañeras, Gabriela Seijo dialogó con la oposición y mostró interés en avanzar en un texto consensuado.

 

Hasta el miércoles a la tarde el proyecto estaba trabado y se creía que no se trataría este jueves. Por presión del movimiento cultural y por temor a más marchas en contra de Macri y su “política de cierre”, el jefe de Gobierno ordenó a Ritondo aprobar el proyecto y considerar los requisitos del kirchnerismo.

 

Sin embargo, un llamado de Florencia Macri cambió las cosas y los legisladores porteños, junto a los miembros de los centros culturales, festejaron entre abrazos la aprobación de la ley. Una situación que hubiese sido imposible sin la intervención de la familia Macri porque, hasta hace una semana, los legisladores se sacaban chispas discutiendo la letra chica del expediente.

 

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