“Mientras Argentina absorbe el impacto de una fuerte caída de divisas, el ministro de economía de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el volátil joven Axel Kicillof, un erudito con patillas de estilo rockabilly y una aversión a trajes de negocios, emerge como la cara de los cambios de la política que envían temblores a través de los mercados financieros de todo el mundo en desarrollo”, describe el diario americano.
Sin rodeos, habla del joven de 42 años como el que “ejerce un mayor impacto a través de una variedad de áreas, desde la industria petrolera de Argentina a los intentos del Gobierno para frenar la fuga de capitales y mejorar las relaciones con los acreedores internacionales”, mientras la Presidenta se mantiene ausente “después de una cirugía en octubre para drenar un coágulo de sangre cerca de su cerebro”.
“El ascenso del señor Kicillof, cuyos escritos utilizan conceptos marxistas para interpretar la obra del economista británico John Maynard Keynes, señala los esfuerzos de las autoridades para hacer valer el control estatal sobre la economía argentina en momentos en que se desacelera el crecimiento y la inflación se ha disparado significativamente”, señala el New York Times.
En un repaso por su vida académica/laboral, la nota resalta que antes de aconsejar a Cristina sobre Asuntos Económicos, enseñó economía en la Universidad de Buenos Aires y “saltó a la fama” como ministro en 2012 cuando dirigió la nacionalización de YPF. “Ganó notoriedad como líder de una organización estudiantil anti-sistema en la Universidad de Buenos Aires, donde pasó a ganar su doctorado y dar clases en contra de las teorías económicas ortodoxas”, consigna.
“Los paparazzi lo persiguen alrededor de su barrio de clase media en Parque Chas, y una revista de celebridades describió su relativamente modesto estilo de vida donde refleja el coche que conduce, un Renault compacto 2008, y su decisión de renunciar a los guardaespaldas en unas vacaciones con su esposa, una profesor de literatura, y sus dos hijos pequeños”, apuntan desde el diario.
También hace referencia a lo publicado por la revista Noticias, que examinó la “psicología de las patillas de Kicillof”, cuestionando si encajan “dentro del rock n’ roll tradicional de las autoridades, o dentro de las modas de los dirigentes políticos argentinos del siglo XIX”.
“En un país donde la terapia freudiana y la crianza tienen sus raíces en la cultura popular, Kicillof, el hijo de un psiquiatra y un psicólogo, acusa a sus oponentes de generar ‘psicosis’”, critican en un párrafo los autores de la nota, Simon Romero y Jonathan Gilbert.
También informan que nació en un seno familiar “de clase media, con preciados logros intelectuales”, en el “barrio elegante” de Recoleta.
“Kicillof ganó una reputación de estar obsesionado con los números en algunas industrias. Después de que comenzó a pedir las hojas de balance de las empresas petroleras con los detalles de los pozos, las nuevas inversiones y la producción, los medios de comunicación informaron que los ejecutivos de la industria comenzaron a llamarlo ‘Excel’, como la aplicación de la hoja de cálculo de Microsoft”, sostiene la nota.
Por último, señala que mientras a veces “es criticado por sus opiniones izquierdistas por los opositores de Kirchner, también dirigió un cambio en las políticas del Gobierno mientras Argentina busca recuperar acceder a los mercados financieros globales, después del default del país por la deuda externa en 2002 y una severa crisis económica”.
“Mientras Argentina intenta detener una caída en las reservas internacionales del Banco Central, los críticos de Kicillof son más abiertos, argumentando que él ayudó a crear los problemas que ahora está tratando de resolver”, finaliza el New York Times.