La mujer de 29 años, también conocida como Natalie Wibb, pudo ser la instigadora de la masacre. Es la mujer de Germaine Lindsay, ciudadano británico de origen jamaicano que fue uno de los cuatro terroristas suicidas que en 2005 hizo estallar bombas en el metro de Londres, donde murieron 56 personas y cientos resultaron heridas.
Es buscada por Kenia por tenencia de explosivos y conspiración para cometer un crimen, cargos que remontan a diciembre de 2011, dado que no hay pruebas firmes sobre su participación en el ataque al shopping de lujo.
El secretario general de Interpol, Ronald Noble, indicó que, con este mandato, la presunta terrorista será buscada “en todo el mundo y no solo a nivel regional”.
Se sospecha que la “viuda blanca” poseía un falso pasaporte sudafricano, lo que, según Noble, demuestra el peligro de que los terroristas se desplacen por todo el mundo con este tipo de documentos fraudulentos.
El martes pasado, la canciller de Kenia, Amina Mohamed, confirmó en una entrevista que dos o tres jóvenes estadounidenses y una mujer británica figuraban entre los atacantes del shopping asaltado el sábado pasado. Inmediatamente comenzó a sonar el nombre de Lewthwaite, pero la milicia radical islámica Al-Shabbab -que se atribuyó el ataque- desmintió que ella haya participado.
Desde hace aproximadamente dos años, Samantha Lewthwaite, madre de tres hijos, está prófuga.
Adoptada por una familia musulmana tras la separación de sus padres, a los 15 años se convirtió a esa religión.
A principios de este siglo se casó con Lindsay, que resulto muerto en los atentados del metro de Londres de julio de 2005, y entonces, embarazada de su segundo hijo, dijo a los medios de comunicación británicos que no conocía la trayectoria de su marido.
Al parecer, habría viajado también a Somalia, de donde procede la milicia islámica Al Shabab, vinculada a Al Qaeda.