Wulff anunció la dimisión ante la prensa en su residencia del Palacio de Bellevue, luego de que la Justicia solicitase el jueves su desafuero por indicios de que recibió y otorgó beneficios en relaciones con diversos empresarios que fueron cuestionadas.
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“Alemania necesita un presidente que cuente con la confianza ilimitada de una amplio espectro de la población y pueda afrontar los inmensos retos nacionales e internacionales”, explicó Wulff después del escándalo desatado hace dos meses.
“El desarrollo de los últimos días y semanas mostró que esta confianza, y con ella las posibilidades de obrar, se han visto afectadas de forma duradera. Por ello renuncio para allanar rápidamente el paso a un sucesor”.
Wulff sostuvo que siempre ejerció sus cargos de forma correcta y honesta y se manifestó convencido de que la investigación de las denuncias en su contra obrará en su descargo. Además, criticó a los medios, que destaparon el escándalo e hirieron “a mí y a mi mujer”.
Las denuncias contra Wulff se remontan a la época en la que fue primer ministro del Estado de Baja Sajonia (2003-2010). Se lo acusa de haber sacado ventajas personales de su posición en el poder con vacaciones gratuitas, créditos bancarios ventajosos y beneficios en la adquisición de automóviles y otros bienes de consumo.
El conservador Wulff, uno de los políticos más allegados a la canciller Ángela Merkel, ocupa la presidencia desde 2010, cuando fue elegido como sucesor de Horst Koehler.
Es la primera vez en la historia de Alemania que se pide levantar la inmunidad de un jefe de Estado.