El siniestro se registró el martes por la noche en Comayagua, ciudad a unos 140 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
El siniestro se registró el martes por la noche en Comayagua, ciudad a unos 140 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
El vocero de los bomberos de Comayagua, Josué García calificó de “dantescas” las escenas que observó en el lugar, cuando participó en las labores para extinguir el fuego. Relató que muchos reclusos fallecieron en medio de la desesperación al no poder salir de sus celdas.
“Unos 100 prisioneros murieron calcinados o asfixiados por los gases provocadas por las llamas en el interior de sus celdas, que estaban aseguradas con candados.
“Lamentablemente no pudimos sacarlos por no tener las llaves a mano y no hallar al guardia que las portaba”, añadió. Por su parte, Lucy Marder, directora del Departamento de Medicina Forense del Ministerio Público, dijo que “la cifra de muertos podría ser superior a los 300 prisioneros”.
En una rueda de prensa transmitida por la radio nacional, Marder indicó que un equipo de médicos de la fiscalía se ha trasladado a Comayagua a realizar las tareas de identificación.
“Tenemos un gran trabajo por delante, que podría durar dos semanas”, para identificar los cadáveres, dijo. En la cárcel había 852 presos y al pasar la lista en la madrugada, faltaban 356.
“La mayoría de ellos podría haber muerto, y otros resultaron con quemaduras, escaparon o sobrevivieron”, dijo a The Associated Press Ramón Custodio, comisionado nacional de Derechos Humanos.
Las causas de las llamas se desconocen, aunque no se descarta que podría haber sido causado por desperfectos en el sistema eléctrico o por algún amotinamiento generado al interior del recinto.
Asimismo, se anunció que el gobierno adoptará medidas para mejorar los centros penitenciarios del país que permanecen en malas condiciones estructurales desde hace 40 años en Honduras y no han sido mejorados por falta de recursos por el gobierno.
En julio de 2010, el presidente Porfirio Lobo declaró un estado de emergencia en nueve de las 24 prisiones de Honduras. Su ministro de seguridad consideró en esas fechas que las prisiones eran “universidades del crimen”, desbordadas por la sobrepoblación.