Dos ejecutivos de la firma satelital con pasado en el peronismo de Mendoza asumen la conducción de SOFSA y la ADIF. Retiros y reducción en servicios en marcha.
Florencio Randazzo y los trenes de Javier Milei
Tras haber sustituido a Franco Mogetta por el empresario mendocino del sector asegurador Luis Pierrini en el puesto de secretario de Transporte; el ministro Toto Caputo hizo otra llamativa movida en las empresas estatales encargadas de la operación de trenes de pasajeros y las obras de infraestructura ferroviaria.
Mediante un escueto comunicado de prensa, el Ministerio de Economía confirmó la remoción de los técnicos del sector que estaban al frente de Trenes Argentinos Operaciones (SOFSA) y de la Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y la designación de los nuevos conductores provenientes de la empresa estatal de satélites ARSAT, que no cuentan con antecedentes ni experiencia de gestión en el ámbito de los ferrocarriles.
En el caso de la SOFSA, la operadora de las líneas ferroviarias del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y de los trenes de pasajeros provinciales y de larga distancia, el desplazado fue Matías Galparsoro, integrante del staff gerencial de la empresa desde hace casi 15 años y vinculado políticamente con el ex ministro de Transporte Florencio Randazzo.
Galparsoro había llegado a la presidencia de la empresa en julio del año pasado y ahora fue remplazado por Gerardo Boschin, abogado mendocino que en los últimos cinco años tuvo a su cargo el manejo de la Gerencia de Administración y Finanzas de ARSAT.
Tras haber estado casi dos décadas trabajando en el sector privado, Boschin desembarcó en la empresa estatal de soluciones satelitales al inicio de la gestión de Alberto Fernández con el apoyo del peronismo mendocino.
En la ADIF, que se encarga de las obras de mantenimiento y arreglos de vías y estaciones, Caputo desplazó a Marcelo Krajzelman, exsubdirector nacional electoral y exgerente general de la operadora ferroviaria. Ligado a randazzismo, ingresó al sector ferroviario a principios de la década pasada y desde abril de 2024 ocupaba la presidencia de la ADIF.
Su lugar quedó ahora en manos de Leonardo Comperatore, abogado de origen cuyano que desde hace varios años estaba al frente de la Unidad de Relaciones Institucionales de ARSAT.
Entre 2013 y 2015, Comperatore fue ministro de Seguridad de Mendoza durante la gobernación de Francisco Pérez, el último mandatario peronista que tuvo esta provincia.
El nuevo titular de la ADIF -recuerda el diario Los Andes- fue noticia en 2017 por una conexión clandestina detectada en su vivienda por los técnicos de la empresa eléctrica mendocina controlada por el grupo Vila-Manzano. Por esta situación irregular, en ese momento, Comperatore afrontó una penalidad económica superior a los $ 200.000.
Según la narrativa de la administración libertaria, la salida de Galparsoro y Krajzelman coincidió con el “cumplimiento de una primera etapa de administración y despliegue de la emergencia ferroviaria, en la cual se trabajó en trazar e iniciar las obras prioritarias del sistema ferroviario”.
A su vez, la llegada de Boschin y Comperatore -de acuerdo con la visión libertaria- implicará “una nueva etapa de gestión con especial hincapié en profundizar las mejoras necesarias para el sector ferroviario con la premisa de cuidar el gasto público y destinar los recursos financieros a las necesidades primordiales del sistema”.
Según los datos obtenidos por Letra P, esa nueva etapa de gestión pretende focalizarse en tres objetivos:
En relación con el ajuste de la planta laboral, la primera medida que tomó Boschin fue extender por un mes más el Plan Puente que tiene como meta que entre 2.000 y 2.500 personas dejen de ir a trabajar a cambio de seguir cobrando los sueldos.
Tal como viene contando Letra P, el plan está destinado al personal que le falte hasta cinco años para alcanzar la edad jubilatoria. Quienes adhieran, no tendrán que acudir más a sus puestos de trabajo y pasarán a embolsar un “pago no remunerativo” mensual más un adicional para la obra social hasta el momento en que se jubilen.
Con esta alternativa de ajuste, la administración mileísta busca reducir la plantilla de 23.834 personas que heredó SOFSA a algo menos de 20.000 antes de las elecciones de octubre.
En cuanto a los servicios, el ajuste arrancó el primer minuto de junio con una disminución de trenes y frecuencias en todos los ramales eléctricos y diésel, tanto en los diagramas de los días hábiles como en las frecuencias de los fines de semana.
En la línea Roca, se suprimieron varios servicios semidirectos a Alejando Korn. En el ramo Bosques vía Temperley, la cantidad de trenes de sábados y domingos bajó de 52 a 38; mientras en los restantes servicios eléctricos el recorte llega al 20%.
En los ramales diésel Temperley – Haedo, los trenes diarios bajaron de nueve a cico; en el tramo Cañuelas – Monte pasaron de cuatro a dos y entre Alejandro Korn – Chascomús se achicaron de seis a cuatro por día.
En la línea Belgrano Sur, los servicios diarios se recortaron de 88 a 80 con tiempos de espera que se agrandaron de 20 a 35 minutos.
En el ramal Tigre del ferrocarril Mitre, sólo quedaron en servicio seis formaciones diarias con una frecuencia que pasó de 15 a 25 minutos.
En el San Martín, se levantaron cinco trenes diarios a Pilar y el último servicio nocturno que partía desde Retiro a las 21.45.
Mientras que en la línea Sarmiento el ajuste implicó un 15% menos de servicios; en la línea Urquiza, la cantidad de coches en la hora pico se redujo en un 40%.