En un evidente intento por salvar la esperanza como capital simbólico que llevó al presidente Mauricio Macri al poder en 2015 y le extendió el favor del electorado en 2017, el Gobierno salió, en el marco de la seria crisis que atraviesa por la discusión de las tarifas y la corrida sobre el dólar de la semana pasada, con una campaña que recupera la épica del cambio.
“No aflojemos”, convoca Cambiemos a través de las redes sociales y arenga a su tropa y, sobre todo, a su base social que, según revelan los sondeos, empieza a cuestionar al oficialismo. Y arenga: “Somos la generación del cambio, que se enriquece en la diversidad, que se une frente a la dificultad, que vino a cambiar el país para siempre”.
Como informó Letra P el 2 de mayo en una nota titulada “Números rojos, bajo siete llaves”, el equipo de comunicación que conduce el jefe de Gabinete, Marcos Peña, ha visto encuestas que revelan que la apelación a la pesada herencia K como fuente de todos los males que acechan a los argentinos está agotada como justificación de los problemas que la administración Cambiemos no resuelve. Y señalan, también, el impacto negativo en la opinión pública de la política tarifaria.
Por eso, la campaña busca salvar de la hoguera el concepto del cambio como zanahoria intangible: “Sabemos que cuesta pero volvimos en creer (sic) en que vamos a cambiar nuestra realidad de verdad y para siempre”, dice otro tuit. Y, también, intenta convencer de que el cambio va dejando de ser una promesa para algún segundo semestre y empieza a suceder, aunque habrá que tener paciencia: “No nos olvidemos de todo lo que logramos juntos. Falta mucho, pero estamos construyendo bases sólidas para salir adelante”, completa el mensaje otro tuit con tono casi de ruego.