Cuando nos dé pudor ser infractores empezaremos a respetar la vida

A los argentinos todavía nos cuesta comprender la importancia de la seguridad vial. Los conductores cometemos infracciones de todos los colores. Las podemos constatar todos los días en la calle: exceso de velocidad; uso indebido de celulares; detener el auto sobre la línea peatonal; estacionamientos en doble fila; no ceder el paso al peatón. O estamos apurados y aceleramos antes que pase del rojo al amarillo o nos distraemos con el whatsapp y retrasamos el verde del semáforo. Las multas son asertivas porque desalientan estas prácticas, pero a pocos les parece justo tener que pagarlas. Empezaremos a cambiar cuando entendamos que cometer una infracción pone en riesgo la vida. Empezaremos a cambiar cuando nos dé pudor ser infractores.

 

Según se desprende del segundo informe del Observatorio de Seguridad Vial de nuestra Cámara de Empresas de Control y Administración de Infracciones de Tránsito de la República Argentina (Cecaitra), el 86 por ciento de los argentinos estima que conducimos mal como consecuencia de nuestras malas costumbres.

 

Un 70 por ciento cree que es directamente por desconocimiento de las normas de tránsito. Asimismo, siete de cada diez argentinos considera que existe una epidemia de accidentes viales a nivel global pero un 50 por ciento estima que en nuestro país ocurren más accidentes que en el resto de los países.

 

Teresa Mellano, de la organización civil Estrellas Amarillas, trabaja de manera incansable para concientizar sobre la importancia de la seguridad vial. En el 19° Aniversario de nuestra Cámara expresó que “la Educación Vial tiene que estar en las casas porque de nosotros depende que nuestros hijos salgan a cuidar su vida y a cuidar la vida de los demás”. Su testimonio ayuda a que tomemos real conciencia: “Nosotros hemos perdido un hijo pero no estamos trabajando desde el dolor. Porque tenemos más hijos, sobrinos, nietos, amigos. Y porque lo más importante es la vida”.

 

El segundo informe del Observatorio también pone de manifiesto otro dato muy preocupante: el 33 por ciento de los conductores reconoce que consulta su celular cuando se detiene en el semáforo. Muchos incluso no saben que es una infracción, no estiman que con su descuido favorecen el caos vehícular y alientan los siniestros. El uso de aplicaciones en los teléfonos como Waze determinan el lugar exacto en donde se desarrollan los controles vehiculares y la presencia de radares, por lo que los conductores muchas veces usan esta tecnología como atajo para dar rienda suelta a los excesos en los tramos que no son monitoreados.

 

El día que no haga falta penalizar la inconducta porque ya no existan los excesos y las ventajas habremos entendido la importancia de la seguridad vial. Cuando nos dé pudor ser infractores, cuando nos dé vergüenza tener que pagar una multa porque internalicemos que su mera existencia delata nuestro descuido hacia el otro, a nuestra familia, a nosotros mismos. Cuando no precisemos radarizar las calles porque naturalmente seamos cautos. Ese día habremos aprendido que respetar las normas es respetar la vida.

 

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