JUSTICIA PORTEÑA

Larreta, Angelici y Garavano ya se disputan la silla de Weinberg en el TSJ

La consejera Basterra es la candidata del alcalde y el Tano, operador de Macri en la Justicia. El cuarto es el ministro Ocampo, pero hay dudas por su “retiro”. El tapado que cuenta con aval de Carrió.

 

Si bien hay varios nombres en circulación, el pliego para cubrir el espacio vacío en la Corte porteña no progresará hasta que el nombramiento de Weinberg avance en el Senado de la Nación. Por encima de esa riña política que librará Cambiemos con la oposición en el Congreso, el jefe de Gobierno de la Ciudad, el presidente de Boca Juniors y el ministro de Justicia empezaron a mostrar las cartas.

 

Larreta quiere que la vacante la ocupa la presidenta del Consejo de la Magistratura porteño, la constitucionalista Marcela Basterra. Oriunda de la ciudad rionegrina de Ingeniero Jacobacci, cursó sus estudios de abogacía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se recibió de doctora en Derecho y realizó toda su carrera académica y profesional en la Ciudad de Buenos Aires.

 

 

Basterra es larretista paladar negro. Asesoró al alcalde porteño en su paso por la Jefatura de Gabinete, ingresó como consejera en representación de los abogados en 2015 y conduce la Magistratura capitalina desde mayo de 2017. Su postulación es natural y cuenta con el aval de Angelici, que también dio el visto bueno cuando fue ungida en el organismo con sede sobre la Diagonal Sur.

 

El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo, también pide pista para ingresar al TSJ. Su aparición en la batería de nombres sorprende desde lo político: su gestión es respaldada por Rodríguez Larreta y el paso a la Corte porteña implicaría un retiro implícito para un funcionario reconocido por sus dotes e intereses políticos. El máximo tribunal local no es una ONG, pero la intensidad es distinta a la de la gestión diaria y al vuelo político que Ocampo se ganó merced a su buena relación con el jefe de Gobierno y con Angelici. La interna por la Unión Cívica Radical porteña y su rol en la mesa política de la campaña 2017 son el terreno en el que se grafica este vuelo.

 

 

 

En tanto, Garavano empuja al secretario de Justicia nacional y titular del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), Santiago Otamendi. Son amigos íntimos, fueron compañeros de ruta en los tribunales porteños, se sucedieron en el Consejo de la Magistratura y trabajaron juntos en el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad durante la gestión Garavano.

 

EL TAPADO DE LILITA. En la danza de nombres hay un “tapado”, conocido por Cambiemos, y que integra el lote de los hombres de la Justicia preferidos de Elisa Carrió. Se trata del ex procurador del Tesoro Carlos Balbín, que se fue en malos términos del Gobierno por su rol ante el escándalo del Correo Argentino que salpicó a la familia Macri. Fue juez de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires (2001-2014) y fiscal General Adjunto en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires (2014-2015).

 

 

Garavano y su vice, , Otamendi, en el lanzamiento del plan Justicia 2020. Foto: Silvana Boemo.

 

 

La chaqueña, que enfureció cuando fue expulsado del Tesoro, no pidió su desembarco en el TSJ, pero avalaría la postulación de Balbín, cuyo nombre y CV ya circulan en la lista de posibles reemplazantes de Weinberg. Su nombre, paradójicamente, cierra la grieta entre la líder de la Coalición Cívica y Angelici: ambos valoran al ex funcionario nacional. Curiosamente también, ni la diputada ni el presidente de Boca se esfuerzan por disimular sus diferencias con el ministro Garavano.

 

 

El ex procurador general del Tesoro Carlos Balbín suena como reemplazante de Weinberg en el TSJ. Cuenta con aval de Carrió y Angelici (FOTO: Prensa Presidencia)

 

 

De acuerdo al artículo 10 de la Ley Orgánica del Poder Judicial porteño -la ley 7-, para ser miembro TSJ se requiere superar los 30 años de edad, ser graduado en abogacía -ocho años-, “tener especial versación jurídica” y “haber nacido en la Ciudad o acreditar una residencia inmediata en ésta no inferior a cinco (5) años”. Es decir, para integrar el máximo tribunal local no es necesario haber ejercido como juez, a pesar de que sus cinco miembros actuales lo fueron en algún momento. No sucede lo mismo con los postulantes, ya que solamente Otamendi y Balbín estuvieron a cargo de un juzgado.

 

SILLA Y PODER. El lugar que dejaría vacante Weinberg de Roca no implica únicamente un asiento dentro del máximo tribunal de la Ciudad de Buenos Aires. "Inesita", como la llaman sus colaboradores y algunos dirigentes del Gobierno, asumió en el TSJ tras pedir su voto a cada legislador porteño. Además de su CV y su vínculo personal con Macri, la magistrada recorrió cada despacho de la Legislatura para garantizarse los 40 votos necesarios y transitar en tranquilidad la audiencia pública que todo aspirante al TSJ debe atravesar.

 

Weinberg tomó el control de la presidencia del Tribunal en diciembre de 2017 y chocó deliberadamente con Luis Francisco Lozano, de buen vínculo con el oficialismo porteño. La jugada de la candidata de Macri al MPF contó con el apoyo de los otros magistrados y también se acordó nombrar a la doctora Ana María Conde como vicepresidenta.

 

 

La integración actual del TSJ, de izquierda a derecha: Dra. Alicia E. C. Ruiz, Dr. José Osvaldo Casás, Dr. Luis F. Lozano, Dra. Ana María Conde (Vicepresidente) y Dra. Inés M. Weinberg (Presidente )

 

 

La riña Weinberg-Lozano repercutió en los pasillos de la Jefatura de Gobierno porteña. Como contó Letra P, los movimientos de la jueza gozan del respaldo de Garavano, pero Lozano cuenta en su haber con un buen diálogo con Rodríguez Larreta. El magistrado tiene vasta experiencia en el ámbito judicial, académico y político. Si bien fue subsecretario de Trabajo de Raúl Alfonsín, su corazón estuvo siempre ligado al peronismo. En la familia judicial recuerdan que cuando asumió en el TSJ, mediante una gran ceremonia en la Facultad de Derecho, en primera fila y como invitado especial estaba el ex gobernador de la provincia de Santa Cruz Sergio Acevedo.

 

La jugada de Weinberg fue tomada como una “afrenta” por Lozano, que acumuló respaldo en el macrismo por su rol en las negociaciones -interminables, por cierto- en torno al traspaso de la Justicia de Nación a Ciudad y su comportamiento durante el debate judicial y político por la implementación de la Boleta Única Electrónica (BUE), en las elecciones locales del 2015. Esa discusión desencadenó en la renuncia del juez José Casás, que dimitió y su lugar lo tomó Lozano.

 

 

 

Cásas, vinculado al radicalismo porteño, y Alicia Ruiz, cercana al progresismo, completan el lote de cinco miembros del Tribunal Superior de Justicia. Quien asuma en lugar de Weinberg no tendrá garantizada la presidencia del TSJ, pero la balanza la inclinará el apoyo y los acuerdos políticos. A propósito: ¿podría haber una nueva vacante en el máximo tribunal de la Ciudad? Dos magistrados han repetido hasta el hartazgo que buscan dejar la Corte porteña y en la oposición ya empezó el peloteo. Más de un operador advierte que el máximo organismo judicial capitalino tendrá mucho que ver y opinar en la negociación del Código Electoral de la Ciudad, que llegaría a la Legislatura próximamente.

 

La designación de un miembro del Tribunal requiere 40 votos. Larreta tiene 34 bancas propias. El borrador de postulantes podría crecer y en la Jefatura de Gobierno pronostican “meses de discusión”. No sólo porque podría demorarse el pliego de Weinberg en el Senado, sino porque el nombramiento también podría tardar en la Ciudad de Buenos Aires.

 

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