PLANO CORTO. HERNÁN LOMBARDI

El jibarizador culposo

Transitando su tercer año al frente de los medios públicos, la mano dura de su ajuste quedó en evidencia por los escándalos mediáticos que protagoniza y se multiplican. Soledad y furia telefónica.

A un paso de cumplir los 58, el titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, Hernán Lombardi, atraviesa uno de los momentos más amargos de su gestión desde que el presidente Mauricio Macri lo puso el frente de la agencia de noticias Télam, Radio Nacional y la Televisión Pública. Cerca de él admiten que las angustias no pasan por el cumplimiento del plan de ajuste que fue diseñado dentro del Ministerio de Modernización, a cargo de Andrés Ibarra, sino por el creciente desgaste público que experimenta por el conflicto que mantiene con los trabajadores de Canal 7, la señal estatal que conduce personalmente por teléfono desde las oficinas que ocupa en el Centro Cultural Kirchner (CCK), cuya conducción también está en sus manos junto a Tecnópolis, DeporTV, Paka Paka, Encuentro y el Banco Universal de Contenidos (BACUA). 

 

El 10 de diciembre de 2015, el representante de los estudiantes de ingeniería durante la primavera alfonsinista fue nombrado al frente de una zona del Gobierno tan conflictiva como la fatalidad del achicamiento que le habían encargado bajo el monitoreo incesante de cuatro jefes que, en reserva, rescatan sus dotes jibarizadoras. Ellos son su superior inmediato, el jefe de Gabinete, Marcos Peña; los viceministros Gustavo Lopetegui y Mario Quintana y el ministro Ibarra, que está a cargo del “control de calidad” del ajuste y reinvidica el rendimiento de Lombardi en el recorte de las áreas que tiene a su cargo. En el Gobierno existe un seguimiento detallado sobre qué ministro ejecuta mejor el presupuesto y cuál cumple con las metas de achicamiento de personal previstas. En esa carrera, Lombardi es apreciado, como su par de Cultura, Pablo Avelluto, que suele mencionar, en reserva, que, si bien Macri no valora a los funcionarios con sobrepeso (y barba), a él le reconoce su capacidad para achicar el área. Una suerte parecida experimenta Lombardi.

 

Sin embargo, los réditos internos que acumula dentro del gabinete no se condicen con los escándalos mediáticos que desgastan su imagen pública, algo que no sucedió ni con los "aprietes" que los trabajadores de la ciudad consultados le adjudican a Pedro Aparicio, cuando cumplía funciones como director general de Museos. En medio de un conflicto, los trabajadores del Museo del Cine recibieron la visita de Lombardi con carteles que denunciaban salarios de 2.500 y 3.000 pesos. "Cuando llegó, preguntó quién había pegado uno de los carteles. Uno se hizo cargo y Lombardi lo insultó adelante de todos y lo rajó en ese mismo instante, con Aparicio al lado", recordó uno de los participantes de ese momento.

 

En el MAMBA, en agosto de 2012, el director de Museos impidió una reunión de artistas a los gritos y derivó en un conflicto inesperado que incomodó a su jefe y mentor. Las escenas que trascendieron son sólo parte de las bravatas que dedicaba el ministro de Cultura porteño, en persona y mediante la dirección remota por teléfono.

 

Para Lombardi y su equipo de comunicación, los medios son una base clave para sustentar su imagen. También, para potenciar sus ambiciones personales, las mismas que lo llevaron a perdurar dentro del gabinete de Cambiemos a pesar del lugar secundario que le dieron, bien lejos de los cargos que quería ocupar, como el ministerio que controla Avelluto. En Cultura, Lombardi ansiaba trasplantar parte del equipo que tuvo en el mismo cargo porteño, pero Macri decidió castigarlo a principios de 2015.

 

LA MANCHA MICHETTI. La buena estrella de Lombardi al frente de la gestión cultural porteña entró en crisis en abril de ese año, cuando la entonces senadora Gabriela Michetti lo eligió como compañero de fórmula para disputarle a Horacio Rodríguez Larreta la sucesión de Macri en la Ciudad de Buenos Aires bajo el signo del PRO. A pesar de la negativa manifiesta del hoy presidente para habilitar internas abiertas en su distrito, Michetti insistió hasta el final, reclamó a gritos fondos para su campaña y se lanzó a la pelea contra el delfín de Macri. Finalmente perdió y galvanizó a su adversario, que camina su primer mandato como jefe de Gobierno.

 

La derrota de Michetti impactó duramente en los funcionarios macristas que la acompañaron, como el entonces ministro de Seguridad -y actual diputado nacional- Guillermo Montenegro o el de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, que fueron lentamente desplazados bien lejos de Macri. Luego del ballotage presidencial de noviembre de ese año, con Michetti transformada en vicepresidenta de la Nación, el único que sobrevivió a la vendetta del flamante jefe del Estado fue Lombardi.

 

“La verdad es que le dieron un premio consuelo con el Sistema Nacional de Medios Públicos. Le crearon un ministerio y lo mandaron a lidiar con sus trabajadores”, resumió a Letra P otro correligionario de Lombardi dentro del PRO para graficar la pendiente declinante que afronta el ex funcionario de De la Rúa desde que asumió el cargo. Para desandarla y recuperar los puntos que perdió por “michettista”, el jefe de los medios públicos aplica mano dura con sus trabajadores, defiende la reducción de sus plantillas y difunde cifras salariales que luego no puede confirmar. Mientras transita el tercer año de esa tarea, el funcionario empezó a pagar los costos políticos de la fidelidad que debe tributar al Presidente, pero lo que más le duele es que el Círculo Rojo lo cuestione en los medios. 

 

 

LA GEOGRAFÍA DEL DESQUITE. Ante las consultas de Letra P, los voceros de Lombardi eligieron el silencio. En la Casa Rosada admitieron que la exposición pública de Lombardi en el conflicto con los trabajadores de la Televisión Pública comenzó a resultar “perdidoso”, especialmente desde que decidió extirpar el noticiero durante los fines de semana. En respuesta, las comisiones internas del canal denunciaron censura informativa, sacaron el noticiero a la puerta y lo transmitieron por las redes, luego de un abrazo masivo a las instalaciones de Figueroa Alcorta y Tagle.

 

 

 

 

En la actualidad, la planta del canal tiene 945 trabajadores y el plan de recorte buscaría reducirla a 550. La última paritaria del sector venció en octubre y el funcionario ganó puntos en el entorno presidencial por imponer aumento cero. Pero el punto más álgido de la crisis se produjo hace diez días, cuando los trabajadores cobraron su salario de febrero por la mitad gracias a la violación del convenio colectivo y la anulación del pago de horas extras.

 

Sin embargo, las patinadas públicas de Lombardi no ocurrieron por los recortes, sino por la ofensiva que le adjudican contra los presentadores más famosos de la señal, como Nadia Zyncenko, que dio el pronóstico durante 30 años y en febrero fue despedida. "No creo que esto sea una decisión de Lombardi. Consideran que soy grande. Es una decisión que yo acato y respeto. Son las leyes del trabajo", dijo la mujer, que poco después se sumó a la transmisión alternativa de los noticieros que hacía la comisión interna del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).

 

 

 

En respuesta, una legión de trolls acusó a la presentadora de cobrar 180 mil pesos mensuales, una práctica que se repitió con otro incidente que otra vez sacó a Lombardi de sus casillas. Fue durante la transmisión dominical del programa "Cocineros argentinos", que, al regresar de la tanda, abrió un bloque con una banda musical que reprodujo la melodía del cantito que retumbó en distintas canchas contra Macri. El conductor del programa, Guillermo Calabrese, lo calificó como el “hit del verano”. El momento se viralizó en las redes y potenció el hashtag #MMLPQTP hasta hacerlo más insoportable para los funcionarios de Cambiemos. Dentro del canal cuentan que, apenas se enteró, Lombardi bramó de furia y salió a los medios para polemizar otra vez con los trabajadores del canal, con dos frentes paralelos: uno público y otro anónimo, mediante cuentas de Twitter que reanimaron su presunta propiedad de la cuenta @drapignata, un troll que le fue adjudicado cuando difundió mensajes que, al parecer, debían ser enviados desde la cuenta personal, y oficial, de Lombardi.

 

 

 

"Me pareció una desubicación. No es el lugar adecuado para expresiones de ese tipo. Dentro de eso, ¿uno cómo puede reaccionar? En esta cuestión elegimos defender la libertad. Pidieron disculpas al público, nosotros no los obligamos, aunque les hicimos saber que no estábamos de acuerdo con lo sucedido“, dijo el funcionario en declaraciones radiales. Dentro de la emisora cuentan que la furia de Lombardi fue más allá de “hacerles saber que no estaba de acuerdo” y derivó en dos pedidos de disculpas públicas por parte de los conductores secundarios y otro de Calabrese. La advertencia de Lombardi no apuntó a las estrellas, sino a dejar a todo el plantel del programa sin trabajo.

 

 

 

A la par de las parrafadas mediáticas, la red de cuentas apócrifas se encargaron de difundir el presunto monto del salario de Calabrese. La maniobra empeoró el clima interno de la emisora y dejó más solo a Lombardi, porque parte del staff de dirección que designó al frente del canal eligió preservarse. Es el caso del director periodístico del Canal y ex titular del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) Néstor Sclauzero, a quien se lo ve cada vez menos en la emisora. Su superior inmediato, el secretario de Medios Públicos, Jorge Sigal, padece una dolencia médica y, en términos prácticos, la administración del canal estatal funciona entre los telefonazos furibundos de Lombardi y los escuderos que puso en el área de Recursos Humanos, como Cristian Larsen, proveniente del PRO de Santiago del Estero, junto al abogado laboralista Marcelo Aquino y Marisa Piñero, reconocida en la industria porteña de la pantalla chica por “destrozar” la productora Pramer TV.

 

 

 

La crisis en la conducción del canal no se filtró por la agudización del conflicto, sino por los cruces que tuvo el funcionario durante reportajes televisivos y radiales con Mauro Viale -gerente del 7 durante el menemismo- por América TV, donde puso el grito en el cielo cuando supo que había sido invitada la comisión interna del canal, y con Ernesto Tenembaum en Radio Con Vos, donde no pudo defender las presuntas cifras que cobraban los empleados del canal.

 

Algo parecido sucedió con María O’donell, de la misma FM, que el miércoles pasado cruzó a Lombardi al aire en medio de una discusión por el programa Ronda de Editores, que se transmitía los domingos y no saldrá al aire este año. Lombardi argumentó que no quiere pagar las horas extras de 55 trabajadores involucrados en la transmisión de fin de semana, pero primero ventiló el dato en una entrevista televisiva que disparó una ofensiva de trolls contra la periodista. Por la tarde, la conductora lo entrevistó, le pidió explicaciones y lo acusó de hacer denuncias selectivas y caza de brujas, basada en los casos anteriores que padecieron Zyncenko y Calabrese. 

 

 

 

RADIO NACIONAL. A diferencia de la instalación mediática del conflicto en la TV Pública, en Radio Nacional, el ajuste de este año ya implicó el despido de 20 trabajadores, entre contratados y de planta. Es la segunda etapa de un primer recorte que incluyó la rescisión de contratos para conductores que firmaron con la gestión anterior. Fuentes gremiales confiaron a este medio que actualmente Radio Nacional conserva uno de cada nueve oyentes que tenía hace dos años, dentro de un proceso que los trabajadores consideran de “vaciamiento de contenidos” y en un marco de fuerte persecución gremial.

 

 

 

La red nacional de la emisora estatal se extiende por todo el país, en una estructura federal, que ha quedado feudalizada por las fuerzas de Cambiemos. Una muestra es Mendoza, donde la jefa de la radio es Gabriela Figueroa, ex vocera del radical Ernesto Sanz y encargada de aplicar el mismo higienismo practicado por Lombardi en la sede porteña, que al cierre de esta nota, contaba con molinetes en la única puerta de acceso para controlar al personal. En otros puntos del interior, según denunciaron sus trabajadores, la indolencia de los funcionarios también llegó a los medios, como el caso de Jorge Brizuela, titular de Radio Nacional La Rioja. “¿Y yo que culpa tengo que estés preñada?”, le espetó el director radial a una trabajadora despedida luego de pedir su licencia por maternidad.

 

TELAM. En la agencia pública de noticias, Lombardi repuso a Rodolfo Pousá, el mismo que estuvo al frente del medio estatal durante la Alianza, cuando su actual jefe era secretario de Turismo. En esos días Lombardi no estaba solo: lo acompañaban Darío Lopérfido, por entonces secretario de Cultura y ahora ex agregado cultural de la embajada en Berlín; Patricia Bullrich, que fue ministra de Trabajo y ahora conduce el área de Seguridad, y Miguel De Godoy, ex vocero de De la Rúa y actual titular del ENaCom. Al igual que en la Televisión Pública, sus autoridades han afrontado crisis por errores propios. Los representantes gremiales denunciaron mala praxis editorial en la cobertura del último recital del Indio Solari. Según el medio, en el evento que se realizó hace un año en Olavarría hubo siete muertos, cuando hubo dos. La falencia, como en otros casos, surgió por la decisión de la empresa de no mandar a ningún periodista a cubrir los hechos. 

 

En las corresponsalías del interior, ante las consultas de este medio, aseguraron que Lombardi hace llamados para hacer sentir su poder, como lo hizo en Jujuy para exigir la cobertura de un acto oficial del gobernador Gerardo Morales. En medio de las crisis periodísticas y las acusaciones de vaciamiento editorial, Pousá también tiene en carpeta un plan de achicamiento que, en el caso de la TV Pública, ya implicó el sutil éxodo de sus autoridades periodísticas.

 

En Tagle dejaron a Lombardi solo, como una voz en el teléfono, que también resuena en las reducidas plantillas de los canales Paka Paka,  Encuentro, y  DeporTV, la señal deportiva de la agonizante televisión digital abierta. 

 

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