ELECCIONES 2017. LOS CANDIDATOS.

Bregman: “A Macri no hay que ponerle un límite, hay que frenarlo”

Cuestiona por igual al kirchnerismo y al PRO. Pide un “freno” a Cambiemos porque “avanza el ajuste a los sectores populares”. Críticas a la CGT y a la oposición “tibia” a Macri y Larreta.

Myriam Bregman encabeza la boleta de legisladores porteños del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), la coalición de fuerzas de izquierda a la que ha representado en diferentes oportunidades. Dueña de un perfil propio, combativo y técnico a la vez, se hizo lugar en la izquierda porteña y desde hace años es una de las caras visibles que se destacan en el FIT junto al diputado porteño Marcelo Ramal y a Nicolás del Caño, que ha sido electo por la provincia de Mendoza y este año compite en la provincia de Buenos Aires.

 

En diálogo con Letra P, cuestiona duramente las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri y a los partidos políticos que fueron “cómplices” y “garantizaron” las leyes que promovió Cambiemos. “En las elecciones todos hacen campaña con la mano izquierda, pero después entran al Congreso con la mano derecha. Macri no sólo consiguió el apoyo de la dirigencia política para esas leyes, sino también ha conseguido la complicidad de la dirigencia sindical”, dispara la precandidata a legisladora porteña. Además, advierte sobre la eventual reforma laboral en la que trabaja el Gobierno y marca que “lo que se espera para después de las elecciones no es mejor” porque la administración nacional “está proponiendo resolver los problemas económicos con ajuste a los sectores populares, a los trabajadores y a los jubilados”.

 

 

BIO. Tiene 45 años. Es abogada y reconocida por su ejercicio del derecho en causas relacionadas con violación de Derechos Humanos. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e integra el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Fue candidata a jefa de Gobierno, asumió como diputada nacional en 2015 y este año encabeza la boleta del FIT para la Legislatura porteña.

 

-¿Qué diagnóstico hace de la situación económica?

 

-Es seria, grave. No es un problema de ver solamente los números de la economía, sino lo que se puede ver en la calle y lo que cuentan los trabajadores. No hay trabajador que no haya tenido un ataque en su persona porque fue despedido o que tenga un familiar despedido, suspendido. Los que están buscando trabajo se les ha complicado mucho, sobre todo en el sector joven. Lo que se espera para después de las elecciones no es mejor. El Gobierno está proponiendo resolver los problemas económicos con ajuste a los sectores populares, a los trabajadores y a los jubilados. Van por una nueva tajada de ganancia en detrimento de los derechos de los trabajadores.

 

-El kirchnerismo dice que la situación económica actual es responsabilidad de Cambiemos y el Gobierno habla de la “pesada herencia”. ¿Qué opina la izquierda?

 

-No se puede pensar que no tiene nada que ver quien gobernó inmediatamente antes y por tantos años. No pueden ponerse por fuera porque la inflación venía creciendo, el freno de la economía ya estaba. No se pueden poner por fuera porque las principales leyes que sacó Macri, como el Presupuesto nacional, el Frente para la Victoria acompañó en el Senado. Lo que hay que empezar a analizar es qué cosas se dicen en campaña electoral y qué cosas se condicen con la realidad porque a Macri hay que frenarlo. Frenarlo en el Congreso, en las legislaturas y en las calles. Cuando empezás a mirar, además de los dichos, quién lo frenó en el Congreso, en la Legislatura y en la calle, ahí quedamos menos.

 

-¿El kirchnerismo no quiere frenar a Macri entonces?

 

-Cristina lo dijo deliberadamente. Ella quiere ponerle un límite al macrismo. Lo dijo ella, no es una opinión mía. Yo creo que al macrismo no hay que ponerle un límite, hay que frenarlo. Es parte de una derecha continental que avanza como avanzó (Michel) Temer en Brasil. Es el modelo de una reforma laboral flexibilizadora que retrocede casi un siglo los derechos de los trabajadores. Limitar eso es lo que no queremos. Lo que queremos es frenarlo, derrotarlo. Y eso no será solamente en el Congreso, sino en la calle.

 

-El ministro de Trabajo habló de una reforma laboral de “consenso”. ¿Tiene margen Cambiemos como para avanzar con este tipo de medidas?

 

-Me gustaría contestar que no, pero, si me guío por lo que pasó este año y medio de gobierno, tendría que contestar que sí. Sin tener la mayoría necesaria, Macri consiguió a los cómplices para que le votaran las peores leyes como las de los buitres, cuando se priorizó el pago de la deuda usuraria en detrimento de otras áreas que el Estado debe invertir en salud, educación. En las elecciones todos hacen campaña con la mano izquierda, pero después entran al Congreso con la mano derecha. Macri no sólo consiguió el apoyo de la dirigencia política para esas leyes, sino también ha conseguido la complicidad de la dirigencia sindical. Es una dirigencia que no tiró ni un chasquibum cuando Macri vetó la ley antidespidos. ¿Qué podemos esperar? ¿Podemos resistir con (Héctor) Daer, que les dijo a los trabajadores de Pepsico que había que aprender a votar? ‘Voten a Randazzo’, les dijo.

 

-¿Pepsico es un botón de muestra de lo que puede suceder si avanza una reforma laboral similar a la que se aplicó en Brasil?

 

-No, luego no. Lo de Pepsico es un exponente y un catalizador de un montón de situaciones iguales que hay en todo el país. Hoy ya están aplicando los despidos, las suspensiones, se están perdiendo puestos de trabajo de trabajadores de 20 años. Pepsico es el hoy. El mañana que promete Cambiemos es mucho peor. Es legalizar la jornada de 12 horas, que las mujeres embarazadas pueden tener trabajo insalubre, que los peones del campo se les pague con especias. No lo veo tanto como preanuncio sino como catalizador de lo que está ocurriendo hoy.

 

 

 

-¿Qué lectura hace del rol de la CGT durante el gobierno de Macri?

 

-Macri tiene un don que es lograr que la dirigencia sindical no lo enfrente. Así gobernó la Ciudad, sin tener grandes crisis con la dirigencia sindical. Así está gobernando el país. Podemos encontrar explicaciones, algunos dicen que es la devolución del dinero de las obras sociales que, por supuesto, nadie vio que estuvieran mejor para cualquier trabajador. Logró los acuerdos suficientes como para mantenerse sin tener grandes conflictos. El mismo (Juan Carlos) Schmid dijo que el paro era para descomprimir el descontento. Los paros son para frenar medidas económicas, no para descomprimir el descontento.

 

Lo que se viene es peligroso, tanto la reforma laboral como la jubilatoria. Hay que analizar cómo lo frenamos. No cómo le discutimos un artículo de una ley con la que nos revientan, como pasó con la Ley de ART. Era una ley malísima y completamente perjudicial para la salud de los trabajadores. ¿En qué se concentró la CGT en el Senado? En discutir un artículo de la ley. Se cambió ese artículo, se aprobó la ley y hoy todos los trabajadores están padeciendo una ley de ART más nefasta de la que ya había.

 

-¿Qué consecuencias específicas para los trabajadores podría traer una reforma laboral de ese estilo?

 

-Las consecuencias son gravísimas porque es precarización del trabajo, la legalización de la tercerización. Lo que hoy denunciamos como fraude cuando una empresa tiene monotribustas como contratación de personal como si fuesen terceros, eso se legaliza y se lleva a rango de ley. Permitir el trabajo insalubre para mujeres salvo que la mujer demuestre que es muy pero muy perjudicial para la salud. O sea, lo tiene que demostrar la mujer sino durante el embarazo puede seguir haciendo trabajo insalubre. Es un ataque en toda la regla a los trabajadores hoy.

 

-El cooptador número uno de contratados monotributistas es el Estado.

 

-Sí, es una denuncia que siempre hemos hecho desde el PTS en el FIT. Peor aún. El Ministerio de Trabajo, que debería controlar que no haya trabajo no registrado, lo hace.

 

-Hace años que el FIT propone que un diputado cobre un salario similar al de un docente. ¿No sería nivelar para abajo? ¿No debería tenderse a que el salario docente aumente sin necesidad de comparación con otras actividades?

 

-Nosotros no nivelamos para abajo. Los que nivelan para abajo son Cambiemos y los gobernadores que pagan salarios de hambre a los docentes. Lo que denunciamos es que hay una casta privilegiada de políticos que les dicen a los trabajadores que tienen que ajustarte, que no hay plata para los salarios y para ellos hay dietazo dos veces por año. Viven de una manera privilegiada, no como cualquier trabajo. Si ellos cobraran como docentes, se preocuparían de cuánto cobran los docentes.

 

-¿Qué evaluación hace de la gestión del PRO en la Ciudad?

 

-La Ciudad fue víctima de una política deliberada del gobierno anterior que eligió a Macri como antagonista. Para que no surja un candidato adversario del peronismo, lo erigieron como el principal antagonista. Y les salió mal porque terminó siendo presidente. Macri gobernó casi una década sin sobresaltos. No tuvieron un solo conflicto importante para sacar las principales leyes de la Legislatura de la Ciudad. Les votaron la Agencia de Bienes, que es un remate. La unificación de las políticas que fue sumar dos bandas delictivas como son la Metropolitana y la Federal. Le votaron el Presupuesto, que año por año baja los recursos para educación. ¿Y quién es el responsable de eso?

 

"Ahora en campaña son todos opositores. Si miras las listas están todos los que le votaron las leyes a Macri."

-¿El kirchnerismo y el peronismo no son opositores a Macri en la Ciudad?

 

-No, no me parece. Macri gobernó con una oposición sumamente tibia. Larreta gobierna sin problemas. Nunca tuvieron mayoría propia. Y el macrismo no dirige ninguno de los principales y poderosos sindicatos de la Ciudad. Gobernó sin sobresaltos, alguna crisis pequeña cada tanto. ¿Cómo es que sin tener mayoría en la Legislatura ni dirigir los gremios pudo gobernar tan tranquilo? Es el gran debate y lo que siento como un desafío al ser candidata a legisladora de la Ciudad.

 

Ahora, todos se asombran de que Macri no tuvo problemas con la dirigencia sindical y logró las leyes en el Congreso Nacional. Macri gobernó así la Ciudad de Buenos Aires.

 

"Se sabe poco de cómo gobernó Macri la Ciudad. Se cree que hubo una oposición porque las figuras políticas de la oposición están ubicadas en la Ciudad. ¿Qué oposición tuvo? Hay leyes que no se las votó Carrió, pero se las votó el Frente para la Victoria. Lo que pasó en la Ciudad es escandaloso."

-¿Lousteau es opositor al gobierno de la Ciudad?

 

Lo de Lousteau es peligroso porque es parte de una corporación política que va saltando de lugar en lugar según su propio interés. Cuando le convino fue kirchnerista, luego estuvo con Carrió y luego macrista para ser embajador en Estados Unidos. Me parece peligroso porque él tiene una responsabilidad. Fue a una ballotage con altísimo porcentaje de votos y eso lo rifó. Eso que le dijo a la gente, que lo votaran para enfrentar a Larreta y el gobierno de Cambiemos, lo votó por irse a Estados Unidos. Está padeciendo el desprestigio que le trajo todos esos saltos.

 

-¿Cómo impactan en la Ciudad las medidas económicas del Gobierno nacional?

 

La Ciudad está teniendo cifras alarmantes. La desocupación está llegando a los dos dígitos. Por eso, el primer proyecto que queremos debatir en la Legislatura es la prohibición de despidos y suspensiones en toda la Ciudad. Queremos que se discuta en serio la situación laboral. Es una Ciudad que tiene en la zona sur arriba del 10% de desocupación que afecta, como dicen los índices, a las mujeres y los jóvenes.

 

-A fin de año vence la concesión de Metrovías en el subte porteño. El Gobierno propone re-privatizar el servicio. ¿Qué propone el FIT?

 

Presentamos un proyecto en la Legislatura en el que decimos que debe ser estatizado y puesto bajo control de trabajadores y usuarios. Queremos eliminar la ganancia empresaria, que es un verdadero robo que se llevan los privados dejando todo el gasto para el Estado. Las obras de extensión del subte deben salir de impuestos especiales a las grandes fortunas radicadas en la Ciudad, como los bancos.

 

Martín Llaryora, gobernador de Córdoba. 
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