ELECCIONES 2017

Macri se llevó al sur los números de las PASO y el mapa de una interna feroz

Recibió informes del Ministerio del Interior sobre la “foto final” del conteo provisorio. Cifras milimétricas, preocupaciones y la guerra desatada en el gabinete tras el papelón del escrutinio.

La última reunión que encabezó el presidente Mauricio Macri dentro de la Casa Rosada antes de partir al sur para descansar fue con todo el equipo de funcionarios del Ministerio del Interior, Vivienda y Obras Públicas, la cartera que conduce Rogelio Frigerio. Por la particularidad de su diseño orgánico, el jefe del Estado pudo monitorear el primer ejercicio electoral a cargo de su administración, sus costos políticos y, a la vez, repasar el mapa de obras que el Gobierno tiene en carpeta para los próximos meses. Del primer punto, las evaluaciones fueron desde el escrutinio en la provincia de Buenos Aires hasta las quejas contra el Correo Argentino y su director Alejandro Tullio, que fue titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE) durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. 

 

A pesar del hermetismo sobre el contenido del encuentro, Letra P pudo saber que el plato fuerte del encuentro giró en torno al desarrollo del escrutinio provisorio de Buenos Aires. La reunión fue la última que el mandatario tuvo dentro de su agenda oficial antes de salir hacia Aeroparque con su familia para volar con destino a la localidad patagónica de Villa de la Angostura, donde pasará el fin de semana largo en el selecto country de Cumelén, donde algunos miembros del oficialismo aseguraron que “Macri tendrá reuniones privadas con empresarios y amigos muy cercanos para analizar los pasos a seguir”.

 

Antes de ser custodiado hasta el aeropuerto porteño, Macri escuchó informes de Frigerio sobre los dos temas calientes de la preocupación presidencial: elecciones y obras públicas. Sobre el primer punto, hubo un detallado informe sobre la “foto” del escrutinio provisorio en la tierra gobernada por María Eugenia Vidal, especialmente por la tormenta de críticas a partir de la carga de los resultados del conurbano bonaerense en el Correo Argentino.

 

 

LA FOTO FINAL. En el informe que vio el presidente, el procesamiento de las mesas electorales arrojó que los telegramas válidos totalizados fueron 34.052, un poco más que los 33.135 de las PASO de 2015 y de las generales de ese año, y un poco menos que los 34.502 que se registraron en las primarias de 2013.

 

En el paper oficial, las mesas bonaereses escrutadas el domingo pasado llegaron al 95,68% del total, en las PASO de 2015 fueron del 97,33%, en las generales de ese año del 96,13% y en las primarias de 2013 llegaron al 95,41% del total. “Estamos un poco abajo del desempeño de las elecciones anteriores, pero casi en los mismos márgenes de 2013”, amplió un funcionario de esa cartera.

 

Los telegramas que no fueron cargados porque tenían un total de votos superior a la cantidad de electores fueron 547. Los que no contenían datos fueron 48. Ambas cifras configuran el 1,67% del total. Se trata de una categoría que aparece como “ínfima” dentro del total, pero, en medio de la pelea “cabeza a cabeza”, forma parte de un poroteo milimétrico muy sensible para Cambiemos, porque en esos dígitos surgen datos llamativos, como las mesas donde no había ningún voto para la candidata a senadora de Unidad Ciudadana, Cristina Fernández de Kirchner.

 

Frente a ese 1,67% que vio Macri en las proyecciones de Interior, los funcionarios contrastaron las primarias anteriores y la legislativa previa. El reporte informó que en las PASO de 2015 ese porcentaje llegó al 1,30%, en las generales de ese año al 3,41% y en las primarias de 2013 fue del 2,85%. “Fue una reunión privada, pero las cifras son ciertas y no nos perjudican. Revelan que los márgenes de contabilización están dentro del promedio y a veces son mejores que los de los escrutinios anteriores”, agregó un vocero de la cartera de Interior.

 

TULLIO Y EL CORREO. Sin embargo, un alto funcionario de la Casa Rosada puso el encuentro de Macri con la primera plana de la cartera de Interior en su justo contexto. “Estos datos son clave, porque, como no explicamos a tiempo, subimos el impacto de la sospecha. No tenemos ninguna denuncia sobre el proceso electoral, salvo lo que pasó en Santa Fe, con (el candidato del kirchnerismo, Agustín “Chivo”) Rossi, porque llegaron a la localidad de Gálvez telegramas que eran de Rosario, pero esa ciudad tiene dos sistemas electorales, osea que era previsible la confusión. Por fuera de ese caso, el otro fue en San Nicolás (Buenos Aires), pero resolvimos el faltante de boletas con un cuarto oscuro de contingencia”, se justificó un funcionario de Balcarce 50.

 

La línea argumental del Gobierno intentó revertir el desgaste que afrontó Frigerio por los cuestionamientos que cosechó la operatividad del escrutinio provisorio. “Lo que está en discusión es la carga de datos. Y eso es un tema del Correo Argentino y de Tullio, pero el ministro político (por Frigerio) queda expuesto con la carga de datos y la verdad es que nosotros no lo trajimos a Tullio. Quedó claro que en la próxima elección de octubre vamos a tener un poco más injerencia para evitar esto”, confió un funcionario que desempeña tareas en la jefatura de Gabinete, conducida por Marcos Peña, en una renovada ofensiva para despegarse de las acusaciones de manipulación en la carga de datos, una práctica que es patrimonio de varias gestiones a lo largo de las últimas décadas. 

 

Los señalamientos dentro del Gobierno hacia el Correo tienen un destinatario: el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, que tiene bajo su órbita la conducción de la empresa estatal, actualmente en manos de Juan Irigoin, el ex SOCMA que intervino durante la fallida privatización del servicio telepostal a fines de los 90 y que ahora regresó al puesto, pero con su ex jefe calzado con la banda presidencial. Ibarra, se quejan algunos funcionarios, ha sido el gran ausente en la semana posterior a las PASO, aunque su peso en temas electorales es creciente. Además del control del Correo, también estaba encargado de la contratación de las empresas que iban a desarrollar la Boleta Única Electrónica (BUE) en todo el país, un plan que quedó trunco tras el naufragio en el Congreso de la reforma electoral que envió el Ejecutivo. 

 

“Macri les dijo que aguanten la situación y que lo expliquen hasta que venga el resultado definitivo, que es lo que vienen haciendo”, amplió la fuente, para dimensionar la preocupación del oficialismo que gira en torno al resultado definitivo de los comicios bonaerenses de las PASO, donde el último dato del conteo provisorio, cerrado a las 6.55 del 14 de agosto sobre el 95,68% de las mesas escrutadas, arrojó un 34,58% para el oficialismo y el 32,37% para Unidad Ciudadana. El tercer puesto quedó para el massismo, con 1País, que obtuvo el 14,78%.

 

La diferencia de dos puntos a favor de los escuderos de Cambiemos podría ser revertida en la cuenta final. En el Gobierno no niegan ese desenlace, pero aseguran que “la victoria nacional ya estaba instalada, porque cuando hablamos ya estaba jugada la elección. Nos podían descontar, pero ya era como ganar”, aseguró la fuente para relativizar las acusaciones de CFK sobre la manipulación de datos del escrutinio que el Ejecutivo niega. 

 

No es el único mapa que se llevó el Presidente. Como siempre ha hecho luego de una elección, analizará los contornos preliminares del escrutinio provisorio y el desempeño del oficialismo en distintos distritos y los interpretará con sus allegados más cercanos para definir los pasos a seguir desde el martes, cuando comience la etapa previa a la campaña de octubre. En ese mar de cálculos y proyecciones, sobrevuela el pronóstico de una posible victoria de CFK en Buenos Aires dentro de 15 días, cuando se conozca el resultado definitivo del escrutinio.

 

massa se corre y lanza el neomassismo para diferenciarse de macri
El PRO bonaerense, en Lobos.

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