Elecciones 2017

Colombi no define al candidato: la última palabra es de Macri

La pulseada interna por la principal candidatura de ECO en Corrientes terminará dirimida por los estrategas nacionales de Cambiemos, que acorralaron al gobernador Ricardo Colombi con la advertencia de que podría perder el padrinazgo presidencial si no acepta las recomendaciones de Jaime Durán Barba.

 

Las exigencias nacionales vinieron de la mano del impulso macrista que recibió Encuentro por Corrientes en los comicios capitalinos. Quedó claro a partir del triunfo del 4J que Eduardo Tassano conquistó la intendencia con vitaminas inoculadas por el aparato PRO, a través de una batería de gestos políticos que incluyeron la presencia en el territorio de Marcos Peña y Rogelio Frigerio.

 

Pero todo tiene un precio. El gobernador Ricardo Colombi pudo paladear la victoria una vez más, aunque a cambio debió tolerar que el presidente Mauricio Macri impusiera sus preferencias mientras lo tachaba de panzón en público.

 

Las carcajadas de los jubilados invitados al festín amarillo del Club de Regatas contrastaron con la mueca agria del mandamás correntino ante la burla de Mauricio. Quienes lo conocen bien comprendieron en ese momento que Colombi había abdicado en su rol de “gran elector” y que en el seno de ECO+Cambiemos nada se hará sin la anuencia del ex presidente de Boca.

 

En ese contexto enrarecido cobra vigor el nombre de Gustavo Valdés. En la actual coyuntura, cuando se acortan los plazos para las definiciones, las mayores chances de encabezar la fórmula gubernativa de ECO giran en torno del moderado diputado nacional oriundo de Ituzaingó, mientras se desdibujan las posibilidades del aguerrido senador Sergio Moisés Flinta.

 

Así las cosas, a la final por la principal candidatura de ECO llegan con posibilidades sólo tres delfines ucerreístas a saber: el diputado nacional Valdés, el ministro coordinador Eduardo “Peteco” Vischi y el influyente ministro secretario de la Gobernación, Carlos “Mono” Vignolo.

 

En el esquema estratégico diseñado por los cerebros de Cambiemos prescindieron del senador Flinta por varios motivos. En primer lugar las encuestas no lo favorecen, pero lo central es que su figura aparece en las antípodas de la cultura “diet” que irradia la fosforescencia presidencial.

 

En esas condiciones Colombi terminará aceptando la postulación de Valdés, pero a regañadientes. El gobernador dará su visto bueno con el dolor de estómago que le causa el miedo irrefrenable a que un sucesor joven y con mucho kilometraje por delante termine por desplazarlo para siempre del poder.

 

Todos saben que Flinta es el único cuadro radical depositario de su confianza plena. El senador nacido en Córdoba pero afincado en Corrientes desde su más tierna juventud universitaria puso el cuero por Ricardo en las peores refriegas y fue el ejecutor de una y mil operaciones políticas para conservar una hegemonía colombista que ya lleva 16 años.

 

Impedido de ser reelecto, Colombi dejará indefectiblemente el bastón de mando el 10 de diciembre. Lo más seguro para él hubiera sido dejar la poltrona del poder en manos de su leal amigo Flinta, pero el senador que tantas veces le cubrió las espaldas no pasó por la zaranda presidencial, donde la estética duranbarbiana pesa más que los blasones de la infantería radical.

 

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