Rompecabezas, cuando las piezas se mezclan

Según las definiciones teóricas, un plan económico supone un diagnóstico y un conocimiento de la realidad sistémica, que por supuesto debe ser previo a realizar cualquier acción que tenga por objeto dirigir y encauzar esa realidad. Se trata de una planificación y ejecución de proyectos que pretenden el uso racional de los recursos de un país con el objetivo de alcanzar un mayor bienestar para los hombres y mujeres que lo habitan.

 

Ese plan persigue –o así debería ser– un único objetivo máximo: el bien común. En definitiva un plan económico se plantea inicialmente dos grandes interrogantes iniciales: cómo generar riqueza y cómo distribuir la riqueza generada.

 

A partir de estos interrogantes se proyecta, por ejemplo, cuáles son los sectores productivos con los que se van a crear los puestos de trabajo necesarios para incorporar la demografía que un país genera año a año.

 

En esa dimensión, la comunidad científica y educativa junto con todos los actores vinculados a la producción, se suman al Estado en una sociedad estratégica de desarrollo: hablamos de sindicados, cámaras, cooperativas, instituciones del estado y de la sociedad civil, entre otros, pensando y diseñando el país que vendrá.

 

Un plan económico también se pregunta cómo será la distribución de la riqueza que se genere con los sectores productivos elegidos. Por ejemplo: cuánto del producto bruto generado se llevarán los trabajadores y cuánto los empresarios; qué capital será necesario reinvertir en la producción y cuánto irá al sector financiero; cuánto quedará en el país y cuánto podría ir al exterior.

 

El modo en que se genera riqueza y el modo en que se distribuye esa riqueza serán siempre inducido –y a veces determinado– por las políticas de Estado. Imaginemos un gran rompecabezas sistémico.

 

Quien administra la “cosa pública” es el que debe velar porque cada pieza vaya ocupando su lugar en la construcción, pero además es a quien le toca administrar el Estado quien debe tener  una mirada holística sobre el conjunto de las piezas y sobre la singularidad de cada una.

 

En definitiva, se trata de la configuración de un Plan Económico de Desarrollo, plan del que hoy no podemos dar testimonio en la Argentina; un plan que el gobierno de Macri no tiene y que, evidentemente no piensa desarrollar.

 

¿Qué sucede cuando un gobierno gestiona la economía de un país en la creencia de que son varios los rompecabezas y no uno solo? Se atomizan las decisiones, se mezclan las piezas y no se consigue armar ni siquiera alguno de los supuestos varios rompecabezas.

 

Crisis, desempleo, destrucción de la industria nacional, endeudamiento y más crisis es el devenir cuando se atienden las partes sin contemplar el todo. Ese es el efecto de la gestión Macri: un rompecabezas de piezas mezcladas.

 

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