EL CAMPO DE TODAS LAS BATALLAS. NOTA III

La resistencia de los malos conocidos

CFK y el Adolfo fueron enemigos íntimos. Ahora, los une el espanto. En la jura se los vio afectuosos. Más tarde, mostraron los dientes: intentaron voltear la sesión por la reforma previsional.

Como en un reencuentro de camaradas, entre abrazos, risas e insertos en una conversación intimista, ajena a la ceremonia de la que formaban parte. Así se los vio a dos ex presidentes, Cristina Fernández de Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá, este miércoles al mediodía en el recinto del Senado, donde ambos juraron para asumir la banca para la que fueron electos el 22 de octubre. Ese tándem de viejos rivales, hoy unidos en la resistencia al gobierno macrista, tuvo una primera acción combinada, aunque infructuosa, apenas un par de horas después.

 

“En otros tiempos nos quejamos por el tratamiento exprés y porque al Senado se pretendía hacerlo funcionar como una escribanía. El Frente para la Victoria, que era mayoría, nos invitaba a invitar expositores. Hacíamos esfuerzos por invitar muchos expositores para que el trámite exprés no se realizara. Ahora hay un acuerdo político donde el trámite ya no es exprés, es súper exprés. Y violando el reglamento”. El ex gobernador de San Luis fue el primero en tomar la palabra en la sesión convocada para esa misma tarde, pasadas las 15, cuando la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, puso en consideración el temario para que los senadores habilitaran o no el tratamiento sobre tablas de un temario hiper caliente: la reforma previsional, la ley de responsabilidad fiscal y el consenso fiscal, avalado en Casa Rosada por 23 de los 24 gobernadores. El único rebelde fue, justamente, su hermano, Alberto Rodríguez Saá.

 

 

 

Esa violación del reglamento que denunció Rodríguez Saá fue la decisión de Michetti de no girar a la comi,sión de Coparticipación Federal la ley de Consenso Fiscal, suscripta por las provincias. “Presenté una nota pidiendo que se hiciera el giro correcto a las comisiones. Siguieron actuando como si el planteo no se hubiese hecho”, se quejó el Adolfo. Pero a ese planteo sumó una impugnación al procedimiento. Esa impugnación llevó su firma. Pero también una firma más. La de la senadora María de los Ángeles Sacnun, referente de La Cámpora de Santa Fe y una de las legisladoras que en 2015, al asumir su banca, juró “por Néstor (Kirchner)”.

 

Rodriguez Saá dio argumentos sólidos para reforzar su rechazo al tratamiento de los proyectos que el Senado se dispone a aprobar. Argumentos sólidos desde lo reglamentario, pero flacos desde lo político. Cambiemos y el grupo de senadores que responden al presidente del bloque FPV-PJ, Miguel Pichetto, no sólo acordaron dar luz verde al tratamiento sobre tablas -los dictámenes no cumplen la semana reglamentaria- sino también su aprobación. El puntano dijo que “las leyes que se refieren al sistema impositivo, por la Constitucion, deben ingresar por la Cámara de Diputados. Solamente deben ingresar por el Senado cuando se trata del régimen de Coparticipación Federal. ¿Por qué la Cámara iniciadora es el Senado? Porque estamos tratando una modificación al régimen de coparticipación”.

 

Sacnun siguió la defensa de este planteo. “El propio mensaje de elevación del Poder Ejecutivo establece que´se llegó a acuerdos fundamentales sobre conflictos históricos entre las jurisdicciones firmantes, en relación con el régimen de Coparticipación Federal de Impuestos´”.

 

 

 
 

 

 
 

 

“Estamos frente a una plaza repleta de trabajadores, organizaciones sociales y jubilados, que no han sido escuchados en un tema que les compete; somos muchos los senadores que no estamos dispuestos a avalar el tratamiento sobre tablas de esta cuestión”, insistió desde la trinchera el kirchnerista Marcelo Fuentes. Finalmente no eran tantos: el tratamiento sobre tablas para la sesión, todavía en marcha, tuvo apenas ocho votos en contra. Seis de ellos fueron del germen de resistencia peronista que parecen interesados en liderar Cristina y los Rodríguez Saá: cuatro kirchneristas -Fuentes, Anabel Fernández Sagasti, Ruperto Godoy y María Inés Pilatti Vergara- y dos puntanos -Adolfo Rodríguez Saá y su histórica compañera de bancada, Liliana Negre de Alonso. Los dos restantes vinieron del progresismo y los aportaron Fernando “Pino” Solanas y Magdalena Odarda.

 

El planteo de Rodríguez y Sacnun -anular la sesión y girar los proyectos a la comisión de Coparticipación Federal- fue rechazado por Michetti e, incluso, se puso a consideración del pleno, donde se verificó que el acuerdo entre Pichetto y Cambiemos estaba en marcha y en plena ejecución. Sin embargo, alcanzó para mostrar algunas grietas en esa alianza de oficialismo y oposición amigable. "No lo tengo que resolver yo", anunció equivocadamente Michetti. "Dígale al pleno sin son válidos o nulos -el giro original de comisiones", la retó Pichetto. Y siguió: "Que el oficialismo cumpla con su rol. Expliquen, porque si ustedes no cumplen con su rol no sabemos en qué cámara estamos".

 

Ya entrado en calor, Pichetto cerró su primera intervención con una sentencia de su estilo: "El Gobierno comete tonterías. A veces tiene dificultades en el funcionamiento neurológico". Ni uno solo de los senadores de Cambiemos atinó, siquiera, a ensayar algún tipo de corrección o de defensa del gobierno de Mauricio Macri.

 

PIRUETA PUNTANA. Mientras fue presidenta, Cristina encontró en los Rodríguez Saá una oposición dura y clara. El Alberto en San Luis y el Adolfo en el Senado. Por eso sorprendió cuando el reelecto gobernador puntano visitó dos veces este año el Instituto Patria, centro de operaciones del kirchnerismo, en plena campaña electoral.

 

Esas visitas fueron el resultado de una serie de contactos entre los hermanos Rodríguez Saá y los principales operadores políticos que rodean a Cristina, como su ex secretario general de la Presidencia y presidente del Instituto Patria, Oscar Parrilli.

 

 

 
 

 

Pero ese plan de reunificación peronista que el gobernador de San Luis buscó poner en marcha con algunos aliados circunstanciales -entre ellos el presidente del PJ, el diputado José Luis Gioja- fracasó cuando el grueso de los gobernadores decidió alinearse con el Gobierno y avanzar hacia el pacto fiscal que este mismo miércoles se discute en el Senado.

 

Tras eso, en la exposición que varios gobernadores hicieron la semana pasada en el Senado para marcar su postura ante los tres proyectos en discusión, el Alberto fue claro: “San Luis no pertenece a ninguna liga de gobernadores. Es autónoma”. Con esa frase cerró una puerta. En la jura y en la sesión de este miércoles, primero con Cristina y luego con los senadores que responden a la ex presidenta, su hermano parece haber abierto otra.

 

Los gobernadores de Juntos por el Cambio apoyarán la ley ómnibus pero tienen condiciones para Javier Milei.
Martín Llaryora, gobernador de Córdoba. 

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