INTERNAS PARTIDARIAS

Bruera se atrinchera en el PJ pese a la tragedia, la corrupción y las derrotas

El ex intendente puso a su tío, el veterano Luis Lugones, al frente de una lista para resistir la embestida de su enemigo Julio Alak, que auspicia a otro histórico y cobija a brueristas arrepentidos.

El próximo 17 de diciembre se juega el superclásico de la política platense: Pablo Bruera y Julio Alak, los dos dirigentes más influyentes de las últimas dos décadas, se enfrentarán en un mano a mano muy anunciado -¿y extemporáneo?- por el control del Partido Justicialista local. Es mucho más que una disputa política: quizá se trate de la batalla final de una guerra personal. Una guerra que supo arder y terminó convertida en guerra fría, pero que nunca dejó ser tal cosa porque está cimentada en rencores irreversibles. Acaso en esa particularidad haya que encontrar la explicación a lo inexplicable: que Bruera pretenda seguir conduciendo el peronismo de la capital provincial con la mochila cargada de tragedias, derrotas y escándalos de corrupción que carga sobre sus espaldas y se traduce en un profundo desprestigio social.

 

Alak y Bruera. Tenso encuentro en un acto con Bossio en Gonnet.

 

 

Los dos apellidos más famosos de la política platense no estarán en las boletas. El ex ministro de Justicia, que gobernó la ciudad entre 1991 y 2007, impulsa la candidatura del ex diputado provincial Carlos Bonicatto. Se trata de su hombre de mayor confianza y de un histórico dirigente del peronismo platense que, a esta altura, es una suerte de Antonio Cafiero local: pese a su identificación con el ex miembro del gabinete de Cristina, podría decirse que está más allá de las grietas. Tiene buen vínculo con todas las corrientes del peronismo, es respetado por todo el arco político local y perfeccionó sus habilidades en los oficios de la conciliación en el ejercicio –por cinco años- de su rol como defensor del Pueblo de la provincia –se recuerda su mediación en el durísimo conflicto docente de 2014, cuando los gremios bonaerenses le hicieron 17 días consecutivos de paro al entonces gobernador Daniel Scioli.

 

 

 

Alak pensaba que con Bonicatto, entonces, había chances de convencer a todos los sectores para avanzar en un proceso de transición que favoreciera una renovación de cuadros dirigenciales en el marco de un proceso de reagrupamiento del peronismo, hoy atomizado y, por eso, debilitado –la supremacía de Cambiemos en La Plata es parte de la ola amarilla nacional y provincial, pero también es consecuencia del desgranamiento peronista.

 

 

Bonicatto, en el lanzamiento de la lista, este lunes en el club Mayo.

 

 

El plan de Alak chocó con la resistencia de Bruera a ceder posiciones, fundamentalmente frente a su enemigo personal. El último intendente peronista se valió entonces de la mala performance de las listas encabezadas en octubre por Florencia Saintout y Victoria Tolosa Paz –llamativamente, ausentes en esta pulseada por el partido-, de las que había sido excluido el apellido Bruera, para plantear que el fracaso electoral lo habilita para revalidar títulos.

 

Es un argumento tirado de los pelos, que se deshace frente a las razones del derrumbe de la imagen de Bruera y del espacio que conduce:

 

 

  1. Es visto por los platenses como el responsable de la tragedia humanitaria del 2 de abril de 2013, cuando un manejo desastroso de la crisis de la inundación terminó con casi un centenar de muertos. En ese escenario de catástrofe, el entonces intendente le mintió a una ciudad en shock para esconder que estaba de vacaciones no anunciadas fuera del país.
  1. El intendente Julio Garro ha denunciado que encontró, al asumir el cargo en diciembre de 2015, un Estado municipal devastado, incapaz de poner en marcha mecanismos transparentes de contratación, por ejemplo. El Tribunal de Cuentas de la provincia detectó, solo en la rendición de cuentas del ejercicio 2015, irregularidades por 242 millones de pesos. Es licito, para el actual alcalde, ver ahí un botón de muestra de un modus operandi de gestión.
  1. Seis ex funcionarios brueristas están acusados de participar de un sistema de corrupción destinado a cobrar coimas para favorecer la relocalización de terrenos destinados al plan de viviendas Procrear. Uno de ellos es Mariano Bruera, hermano del ex intendente y miembro del clan familiar que gobernó la ciudad durante ocho años. Los seis están presos a la espera del juicio oral: tres en prisión y los otros tres, con arresto domiciliario.

 

Además de todo esto, Bruera –que había sido promovido por Alak pero después lo enfrentó hasta que logró ganarle en 2007 y hasta intentó, sin éxito, llevarlo a tribunales- carga con un pecado que no suele perdonarse en política y menos en el peronismo: perdió. Empezó a perder en las legislativas de 2013, cuando su hermano Gabriel cosechó apenas el 16% de los votos, y terminó de caer en 2015, cuando Cambiemos lo desalojó del municipio por paliza: 43 a 28. La catástrofe de la inundación había sido el golpe de KO para una carrera que tenía techo bajo desde hacía mucho tiempo: promediaba su primer mandato cuando Bruera se lanzó a la aventura de promocionarse como eventual candidato a gobernador en 2011 y falló. La jugada resultó una condena política.

 

 

Asuntos de familia. Gabriel Bruera con Lugones, en el lanzamiento de la lista del oficialismo partidario, en el club Chacarita Platense.

 

 

Buera pone al frente de su lista al veterano Luis Lugones, tío del ex intendente, que fuera ministro de Seguridad de la provincia en el final de la gobernación Duhalde y fracasara en el desmantelamiento de la “maldita policía”. Hombre con fama de duro, en declaraciones a la prensa ha culpado a sus adversarios de impedir la unidad, pero no ha acompañado la denuncia con gestos de buena voluntad: los acusó de “dialoguistas” con el gobierno de Garro, aunque evitó mencionar que su sobrino Pablo es, desde 2016, fruto de un dialoguismo eficiente, director de una de las empresas del Grupo Bapro. Además, Lugones hizo gala de su trayectoria al recordar que peleó contra el viejo peronismo de Herminio Iglesias cuando enfrentó al cacique peronista platense Carmelo Amerise en los lejanos ochentas.

 

 

 

Bruera sufrió fugas en su vieja tropa. El sindicalista Pedro Borgini, que presidió en su nombre el Concejo Deliberante, es el candidato a secretario general de la nómina opositora (Lista 1 Azul y Blanca "Unidad Peronista , que también reúne a los concejales Fabián Lugli y Lorena Riesgo y al gremialista del turf Omar Alegre, quien fuera vicepresidente del partido en tiempos del apogeo bruerista. También participa de este espacio el camionero Miguel Forte, otras de las patas sindicales que supo tener el bruerismo.

 

Bruera consiguió, en cambio, reclutar a referentes del kirchnerismo que consolidan una sociedad impensada en otras épocas, como en 2009, cuando el trío de hermanos promovía el corte de boleta para zafar de la derrota que sufrió, en las legislativas de ese año, el entonces ex presidente Néstor Kirchner como primer candidato a diputado nacional. La Cámpora –que ya hace unos dos años dejó de brotarse en el contacto con el bruerismo- puso en la lista al ex castagnetista Ariel Archanco como aspirante a la vicepresidencia y al concejal Guillermo “Nano” Cara como candidato a consejero, en tanto el Movimiento Octubres (lo que queda de ese espacio) fichó al ex diputado nacional Gastón Harispe.

 

El ex intendente ratifica su alianza con el ex denarvaísta/ex sciolista Gonzalo Atanasof y con el gremio SOEME, de la familia sindicalista/empresaria Balcedo (dueña del Diario Hoy, la Red 92 y la revista La Tecla): la secretaria general del sindicato, Susana Mariño, va en la nómina como representante de la organización que este año quebró el frente de gremios docentes al defender una propuesta salarial formulada por la gobernadora María Eugenia Vidal que el resto de las entidades sindicales calificaba de inaceptable.

 

Además de Tolosa Paz y Saintout, otro apellido ilustre del peronismo platense brilla por su ausencia en las listas que competirán por la llave de la sede partidaria de la calle 54: no hay ningún Castagneto. Una posible explicación circula en las lenguas más filosas del justicialismo local: los cargos no rentados no conmueven a la familia que ya cuenta con un diputado nacional (Carlos) y dos concejales (Gastón, hijo de Carlos, y Ana Herrán, esposa del ex vice ministro de Desarrollo Social).

 

Gabriela Brower de Koning, al frente del debate sobre la movilidad de las jubilaciones. 
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