ELECCIONES 2017

Chile vota nuevo presidente, con Piñera como favorito y una cuestionada Bachelet

Los sondeos señalan que el ex presidente ganará las elecciones. Las reformas de la actual mandataria no generaron acompañamiento para la centroizquierda. Valores conservadores y economía en baja.

Por séptima vez desde la vuelta de la democracia en 1989, unos 14,3 millones de chilenos están convocados este domingo para elegir nuevo presidente, 23 senadores, 155 diputados y 278 consejeros regionales. El ex presidente Sebastián Piñera –67 años- es el favorito para ganar aunque no evitaría el balotaje. Y la creciente abstención, cuando se calcula que menos del 50% concurrirá a votar en un país donde el voto es voluntario, se proyecta como una sombra sobre una de las democracias más estables de la región.

 

La gestión de la presidente saliente, Michele Bachelet, se ha convertido en el eje de la campaña electoral. Piñera crece porque, paradójicamente, la economía no lo hace, o al menos no con la intensidad de épocas anteriores -decreció un 2% promedio-. Y su visión empresarial –Piñera es la tercera fortuna de Chile–, creen muchos chilenos, devolvería al país a la senda exitosa de los noventa. Se le reprocha en cambio a Bachelet, haberse focalizado demasiado en sus reformas y haber descuidado la cuestión económica.

 

En los ochenta el entonces dictador Augusto Pinochet promovió una serie de audaces reformas económicas -y políticas y sociales-, de la mano de economistas formados en la llamada Escuela de Chicago, que tuvieron continuidad durante los distintos gobiernos democráticos y que generaron un importante crecimiento, que derivó en una baja sustancial de la pobreza extrema, pero consolidó una desigualdad que pone a Chile a la cola en ese rubro en la región. Además, símil a Estados Unidos, los chilenos han accedido y acceden a vivienda, autos y demás bienes de consumo a través del endeudamiento, lo que los sensibiliza especialmente con los altibajos económicos.

 

¿Cuáles han sido las principales reformas de Bachelet que reciben cuestionamientos, tanto por su alcance o por quedarse cortas, en boca de los distintos candidatos?

 

-Se aprobó una ley para el acceso gratuito a colegios y universidades.
-Se promulgó una reforma tributaria que aumentó los impuestos a grandes compañías.
-Se acabó con el sistema electoral binominal que favorecía a la segunda minoría.
-Se aprobó la unión civil entre homosexuales.
-Se legisló el derecho al aborto en tres casos especiales.

 

Todo este paquete que en el resto del mundo occidental genera mucho reconocimiento, en Chile es muy discutido y la popularidad de la mandataria en este, su segundo mandato, no supera el 25%. La idea muy extendida del valor del esfuerzo individual se opone por ejemplo a la gratuidad educativa. La reforma tributaria – imprescindible para cubrir los costos de la anterior – es asociada al ralentizamiento económico y los valores conservadores tienen todavía suficiente fuerza como para plantarse frente a los cambios en las cuestiones valóricas. 

 

Claro que, a la par de la discusión por la gestión, la aparición de casos de corrupción vinculados, sobre todo, al financiamiento de la política, y que incluyó hasta un tráfico de influencias del hijo de Bachelet en beneficio de su esposa, han erosionado la credibilidad de toda la dirigencia política, con especial impacto en el oficialismo.

 

 

 

 

Quien aparece como el principal retador de Piñera es el sociólogo y periodista Alejandro Guillier -64 años-, en representación del desvencijado frente gobernante Nueva Mayoría. Las encuestas coinciden en que Piñera lo duplica en intención de votos, pero también en que el candidato de la alianza centroderechista Chile Vamos, no superará el 50% imprescindible para evitar la segunda vuelta.

 

Más atrás en los sondeos emergen otros seis candidatos, cinco de ellos ubicados del centro a la izquierda en el espectro ideológico chileno, lo que simboliza la dispersión de ese espacio y explica las altas chances de Piñera. La principal es la también periodista Beatriz Sánchez, del Frente Amplio, un armado de izquierda motorizado sobre todo por los jóvenes dirigentes estudiantiles promotores de las protestas contra la educación paga durante el gobierno de Piñera -2010-2014-. Este espacio considera insuficientes las reformas promovidas por la Bachelet -2014-2018- y, aunque la apoyó en la segunda vuelta del 2013, no acompañó su gestión.

 

Quien sí la acompaño, pero se abrió de cara a esta elección, es el histórico partido Demócrata Cristiano que, por primera vez desde 1989, rompió su alianza con el también histórico Partido Socialista y concurrirá a la elección con una candidata propia, la senadora Carolina Goic. Los democratacristianos también han sido críticos de la gestión Bachelet, pero en el sentido inverso a los frenteamplistas, cuestionando la falta de consensos y poniendo especial foco en los episodios de corrupción surgidos durante su mandato.

 

Otro que, aunque no formó parte de la coalición gobernante, comparte el espectro ideológico es Marco Enríquez Ominami. Ex dirigente socialista, hijo de un líder guerrillero que enfrentó al dictador Pinochet, MEO -como se lo conoce en Chile- busca por tercera vez llegar al Palacio de la Moneda con un discurso progresista -su partido se llama precisamente Partido Progresista- que llama a profundizar las reformas de Bachelet, presentándose incluso como el heredero del “legado” de la actual mandataria.

 

Ya en el margen de la extrema derecha aparece una figura polémica, que volvió a traer a la palestra algo que en Chile hacía años que no se escuchaba en las campañas electorales que es la reivindicación del “pinochetismo”. José Antonio Kast, hijo de inmigrantes alemanes -hay quienes dicen que su padre fue un nazi refugiado en Chile- no tiene los pruritos de Piñera y considera que el ex dictador fue mejor presidente que Bachelet y anuncia que dará marcha atrás con las reformas de la mandataria y que endurecerá las políticas represivas contra los grupos mapuches hostiles al Estado, que operan en la Patagonia chilena.

 

 
 

Sin chances de superar más del 1% hay dos candidatos que reivindican posiciones de izquierda dura. El senador Alejandro Navarro y el profesor universitario Eduardo Artes, quienes han generado una pequeña polémica en el mundo izquierdista chileno porque son los únicos que reivindican abiertamente no solo al presidente venezolano Nicolás Maduro sino también, en el caso de Artes, al líder norcoreano Kim Jong Un.

 

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