Elecciones 2017. escenario

En Santa Fe libran una batalla a tres bandas que adelanta la guerra de 2019

Rossi busca ampliar su raíz kirchnerista para posicionar al PJ en la pelea por la Gobernación. Cambiemos se juega su parada para pintar de amarillo otra provincia, ante la resistencia socialista.

Lejos de modificar sus estrategias, quienes se subieron al podio en las PASO de agosto en Santa Fe profundizaron, con matices, sus líneas de campaña. El Frente Justicialista, Cambiemos y el Frente Progresista, los tres tanques partidarios de la provincia, le sacaron una considerable ventaja al resto y apuntan a repartirse las nueve bancas en disputa en la Cámara de Diputados.

 

Sumados los votos de Agustín Rossi, Alejandra Rodenas y, en mucha menor medida, Pablo Di Bert, el PJ se llevó uno de los triunfos más resonantes del país en la contienda interna. Le ganó por escaso margen a la alianza oficialista nacional y, luego, bajó un mensaje de unidad como pocas veces se vio en el peronismo de los últimos años.

 

 

Hace unos días, el diputado Luis Rubeo dijo que no le sorprendería que el legislador nacional pegara el salto a Cambiemos. Se sabe: el presidente Mauricio Macri lo estima y mucho. Perotti, por su parte, no quiere ejercer hoy el rol de líder del PJ de Santa Fe. Aunque por el momento esa es una historia de otro tiempo.

 

En plena campaña, Rossi se mostró con José Luis Gioja, presidente del PJ nacional.

 

 

El justicialismo, en boca de Rossi, apuesta a mantener la ventaja. Lograrlo no le es fácil. Sencillamente porque los votos de Rodenas no son K puros como sí son los del Chivo. Y hay mucho votante peronista tradicional en Santa Fe que no comulgó nunca -menos ahora- con el kirchnerismo. Por eso, de piso, retener los votos de la ex jueza será casi una victoria en sí misma para el diputado por el Parlasur.

 

En lo discursivo, el PJ se muestra como el único rival capaz de “ponerle un freno” a las políticas económicas del Gobierno nacional. “Las boletas de luz y gas no te van a venir en blanco, como tu voto en agosto”, repite Rossi, a la carga de los sobres que se volcaron vacíos a las urnas de las PASO.

 

Cambiemos, como en otros lugares del país, apuesta a “la no campaña”. A Albor Cantard, cabeza de la lista, se lo ve poco y nada. Se abraza al sello que todo lo puede y tracciona todo lo que ve a su paso. No se trenza en discusiones con sus rivales, pese a las acusaciones que recibe, y mantiene su estilo medido, moderado. En los cálculos, pretende quedarse con cinco de las nueve bancas en juego.

 

Cantard fue uno de los dos candidatos que este miércoles no asistió a un debate público que organizó la Universidad Nacional de Rosario y todavía no confirmó su presencia a otro que realizarán la semana que viene los canales de televisión privada de Rosario.

 

 

 

El macrismo recuperó protagonismo la semana pasada, pero de la mano de la visita de Elisa Carrió, que así como antes de las PASO sacudió con denuncias sobre narcotráficos al socialismo -en particular, al ex gobernador Antonio Bonfatti-, ahora se dedicó a apretujarlo a Rossi y decirle: "Si me preguntan, 'Lilita, ¿qué necesitás en Santa Fe?', les digo 'que pierda por paliza Rossi. Porque lo he visto traicionar durante ocho años a la provincia y al pueblo de la Nación en nombre del progresismo'".

 

Cambiemos confía en crecer y tomar votos de todos los candidatos, salvo Rossi, claro. Incluso de Rodenas y el Frente Progresista. También, de otros postulantes que pretendieron abrazar desde el sello del Gobierno nacional y “confundieron” al electoral en agosto.

 

Luis Contigiani, el candidato del gobernador Miguel Lifschitz, se concentró ahora en una campaña por la positiva. Provincializó el discurso, a diferencia de la apuesta errónea por la nacionalización que trazó en agosto. Ya no se desmarca tanto de las potencias nacionales. Ahora se esfuerza en ponderar las virtudes de la gestión provincial que, por cierto, no son pocas. Lifschitz tiene una imagen positiva muy alta entre los santafesinos.

 

Los actos de inauguración de obras de envergadura, como el Mercado del Patio en Rosario y el hospital público “más moderno de Argentina”, en Venado Tuerto, tuvo a funcionarios y candidatos en el escenario, todos de la mano.

 

 

 

Elevar la gestión no implica silenciar las diferencias, sobre todo con Cambiemos. El socialismo se tornó más agresivo y acusó al PRO de practicar clientelismo en los barrios de Rosario.

 

El gobernador, por su parte, avisó que recurrirá nuevamente a la Corte de Suprema para que la Nación le pague a Santa Fe los 50 mil millones de pesos que le corresponden por fondos coparticipables. Para el PJ también hay, aunque en menor medida. Lifschitz descartó integrar junto al kirchnerismo “un frente anti macrismo”, como había pedido Rossi. Venir de tan atrás limita las aspiraciones progresistas y sumar más de una banca, además de la de Contigiani, sería una sorpresa.

 

Acompañado del ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, el gobernador Maximiliano Pullaro recibió los 80 móviles enviados por Kicillof.
El anuncio de Javier Milei de importar bienes finales alimenticios genera incertidumbre en Santa Fe

También te puede interesar