EL FINAL DE LA ERA OBAMA

Crece el peso “informal” de Aranguren ante las incógnitas sobre la relación Macri - Trump

La salida del embajador Noah Mamet abrió interrogantes sobre los próximos intelocutores de la Casa Rosada con Washington. El peso del ex CEO de Exxon y el diálogo de Trump con funcionarios de Obama.

En Washington ya arrancó la última cuenta regresiva para el comienzo de la era Trump en la Casa Blanca. Faltan siete días para que Donald J., el empresario del Real State más famoso de los Estados Unidos suceda al demócrata Barack Obama. El reloj también marca un compás particular en Buenos Aires, especialmente por los reacomodamientos que tendrá que afrontar la administración del presidente Mauricio Macri desde el próximo 20 de enero. El elemento más visible de esos movimientos es la partida del embajador Noah Mamet, cuyas funciones concluirán formalmente el próximo viernes. Para el californiano amigo del presidente saliente esa carrera contra el tiempo es intensa: este viernes por la noche cenó con la canciller Susana Malcorra para despedirse, ya que la funcionaria no podrá participar del brindis previsto para el próximo miércoles en el Palacio Bosch. Este lunes  volará con destino a Suiza para participar del próximo Foro de Davos.

 

Detrás de las despedidas y los mensajes grandilocuentes del embajador político que nombró Obama late un gran interrogante: ¿Quién será su sucesor y cuándo sería designado para retomar la agenda que deja Mamet? Dentro de la cancillería, ante las consultas de Letra P, explicaron que no esperan la veloz nominación de un nuevo embajador en Buenos Aires, pero tampoco descartan la gravitación que podría tener Mamet, que podría quedarse a vivir en Argentina y jugar un papel “útil” para la relación bilateral, tal como se lo pidió el presidente Macri, que llegó a sugerirle al embajador saliente que se quedara un poco más de tiempo en el cargo para administrar la transición.

 

En el Palacio San Martín ya quedó claro que Mamet concluirá su rol diplomático cuando asuma Trump. Desde ese día, y quizás antes, las riendas estarán en manos del encargado de Negocios Thomas Cooney, un funcionario de carrera del Departamento de Estado que deberá quedar atento a los movimientos que defina el nuevo canciller de Trump: el ex CEO de Exxon Mobil Rex Tillerson, que a diferencia de buena parte del elenco que rodeará al presidente magnate, conoce la Argentina debido a las operaciones que deplegó sobre el yacimiento neuquino de gas no convencional Vaca Muerta. Visitó el país varias veces, hace algunos años fue recibido por la ex presidenta Cristina Fernàndez de Kirchner y el 2 de junio pasado estuvo en la Casa Rosada con el presidente Macri para recordar que por entonces ya había invertido 200 millones de dólares en “exploraciones”. La visita, ademàs del espaldarazo a Macri por parte de la multinacional hidrocarburìfera, incluyó el lanzamiento de “un proyecto piloto” en la zona neuquina conocida como Bajo del Choique – La Invernada que podría trepar a los 10.000 millones de dólares.

 

En esa oportunidad Macri recibió a Tillerson con su ministro de Energìa Juan José Aranguren, uno de los funcionarios más resistidos y a la vez más confirmados dentro del Gabinete.  El ex CEO y ex accionista de Shell Argentina tiene buenos vínculos con varios hombres del petrolero texano que hizo toda su carrera en la corporación y que ahora asumirá como jefe de la diplomacia estadounidense. Uno de esos buenos contactos es Daniel De Nigris, gerente general de Exxon Mobil Argentina y el propio Tillerson. Según fuentes del Palacio San Martín, Aranguren puede jugar un rol facilitador en la construcción del vínculo argentino con el nuevo secretario de Estado, que sucederá al católico y ex combatiente de Vietnam John Kerry.

 

“Por ahora, la gran ventaja de Tillerson es que podrá utilizar parte de la red de Exxon Mobil para tener contactos gubernamentales en distintos países, especialmente porque no es una corporación normal, sino que posee una red de contactos políticos y corporativos con distintas administraciones que Tillerson supo conducir como CEO”, explicó a Letra P un consultor empresario desde Nueva York que sigue de cerca la evolución de la relación bilateral.

 

Para funcionarios diplomáticos de carrera, la versión sobre el rol de Aranguren es “una parte de la habitual autopromoción que ocurren en momentos de cambios de administración en Washington”. Sin embargo, por fuera de las especulaciones previas a la asunción que se avecina,  Trump ha mantenido durante los últimos días varias reuniones con empresarios, lobbystas y funcionarios de la administración Obama. “Van a ser muchos los demócratas en los que se apoyará Trump cuando los republicanos y el Tea Party traten de condicionarlo, como ya lo están intentando”, vaticinó un lobbysta con oficina en Estados Unidos para retratar los posibles nuevos aliados del Partido Demócrata que comenzarán a gravitar en la administración del sucesor de Obama, como el que sucedió el jueves pasado en Nueva York con el ex subsecretario de Asuntos Públicos del Departamento de Estado David Duckenfield, el lobbysta y experto en temas hispanos de Estados Unidos Freddy Balsera, el asesor de Trump en Florida Carlos Giménez Jr., y el ex embajador de Guatemala en Washington Julio Ligorría. La cita, tal como anticipó Letra P, fue organizada por Trump y su yerno Jared Kushner para escuchar las opiniones de los cabilderos sobre América Latina y, especialmente, Argentina. Según informó este sábado La Nación, en esa reunión el presidente electo habría destacado el "nuevo clima" del país desde la llegada de Macri al poder.

 

En medio de esas tensiones, el nombre del próximo embajador político que designe Trump en Buenos Aires es parte de un juego de interrogantes donde surgen distintos personajes influyentes que seguirán sin cargo hasta que finalmente la nueva administración de la Casa Blanca defina tiempos, nombres y políticas. Dentro de esa danza, Mamet puede jugar un rol tan particular como el que podría tener el ministro Aranguren, hasta que Trump y Tillerson definan un nuevo diplomático político para Argentina que comande la pequeña fortaleza de la Avenida Colombia, cuyas llaves quedarán a cargo del consejero Cooney. Hasta que eso no suceda, el yerno Kushner seguirá siendo otro contacto informal de peso. El marido de la hija del magnate Ivanka Trump fue el hombre que coordinó la comunicación telefónica que tuvo Macri con el presidente electo de Estados Unidos cuando sólo había pasado una semana de las elecciones, en las que todo el gabinete de Cambiemos había hecho campaña por Hillary Clinton, la candidata demócrata que perdió y los obligó a recalcular. 

 

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