Charlas de café

El modelo Peña se impone hasta en sus detractores

Los macristas que rehúsan de las prácticas de timbreo, el vínculo directo y la promoción en redes sociales, terminan desarrollando el mismo método que el jefe de Gabinete.

Marcos Peña no es sólo el jefe de Gabinete de la Nación. Es uno de los hombres en quien el presidente Mauricio Macri más confía y a quien, desde hace años, le asignó y responsabilizó la estrategia comunicacional del PRO y ahora también del Gobierno nacional. Con métodos que hacen foco en el “poder” y los “vínculos” que generan las redes sociales, el ex Secretario General del Gobierno porteño se ha ganado aduladores y adversarios dentro de la administración de la comunicación gubernamental y el nexo con la ciudadanía.

 

No obstante, sus detractores ahora también hacen uso de las prácticas y de los métodos que patentó Peña. Días atrás, el titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, deslizó un cierto descontento por la estrategia de timbreo y críticas al modo en que comunica el gobierno, algo que también hicieron, a su momento y con sus matices, Elisa Carrió y Ernesto Sanz, aunque ambos apuntaron directamente a la figura de Jaime Durán Barba.

 

En el último encuentro de la Mesa Nacional del PRO, que se realizó en San Juan, algunos dirigentes del partido, la mayoría ligados a Monzó, marcaron desacuerdos con la comunicación y el modelo Peña. Los políticos territoriales hicieron énfasis en el desarrollo de otro tipo de vínculo con la oposición y con el electorado, poniendo en un lugar “más cómodo” al diálogo político.

 

No obstante, los detractores de Peña cayeron en la trampa y ahora utilizan las mismas herramientas. Con pocos días de diferencias, el salteño Pablo Walter y el bonaerense Marcelo Daletto replicaron notas publicadas en medios digitales y le “inyectaron” publicidad en Facebook, la red social con mayores seguidores a nivel mundial y por la cual el macrismo comunica la mayoría de sus actos e incluso transmite en vivo en algunas oportunidades.

 

Curiosamente, el monzoismo, que bufa ante la insistencia de Peña con las redes sociales, utiliza el mismo sistema de promoción para instalarse en la agenda de quienes utilizan estas redes digitales.

 

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