Una interna PRO-FPV

Gatica-Scioli, Gatica-Macri: los hermanos rivales en las urnas de Bragado

Vicente y “Laly” son precandidatos a intendentes por Cambiemos y el FpV, respectivamente. Radical y peronista, de River y de Boca. Anécdotas y rituales de la pacífica competencia familiar.

El recuerdo quedó grabado, imborrable. La única vez que Vicente y Eduardo “Laly” Gatica vieron llorar a su papá, Silverio, fue el 1 de julio de 1974, el día en que murió Juan Domingo Perón. Vicente tenía 16 años. Laly apenas pasaba los 10. Se habían criado en una familia humilde, de clase trabajadora, en la que los regalos se compartían y el peronismo era símbolo de los pequeños progresos.

 

La imagen de Silverio y su temprana muerte, poco tiempo después de la de Perón, los empujó a la militancia. Sobre el fin de la dictadura, Vicente y Laly se entusiasmaron con la política y la primavera democrática que asomaba. Hincha de River y de Chevrolet, el primero, y de Boca y de Ford, el segundo, las diferencias en la política no podían ser menos.

 

El menor de los cinco hermanos Gatica – de mayor a menor, el quinteto comienza con Oscar, Armando, Vicente, Jorge y termina con Laly – siguió el mandato familiar y abrazó el peronismo. A los 18 años se afilió al PJ aunque recién en 1992 empezó a militar de manera activa dentro del Movimiento 8 de Julio, que fundó el médico traumatólogo Ramón Cirigliano, una especie de “segundo padre” para Laly.

 

Vicente dio la sorpresa. Trabajaba en el laboratorio químico de la tradicional Aceros Bragado, por entonces una empresa muy politizada. Junto a un grupo de compañeros, rotó por reuniones con los distintos candidatos que se subirían a la campaña del ’83. “Raúl Alfonsín nos llevó puestos a todos. Y me hice radical”, cuenta. En 1992, durante la intendencia del radical Ernesto Figueras, fue convocado para ser secretario de Deportes. 

 

Para mediados de la década del ‘90, Vicente y Laly, como los llaman en todo Bragado, un partido de 42 mil habitantes ubicado en el centro noroeste de la provincia de Buenos Aires, ya trabajan activamente para la UCR y el PJ, respectivamente. En la década siguiente, compartieron el Concejo Deliberante y protagonizaron un curioso episodio: Vicente fue apartado de la presidencia del cuerpo por el voto de su hermano, Laly, que era concejal por el PJ.

 

“Éramos dos concejales del peronismo. Yo creía que había que hacer modificaciones en la presidencia y voté por su desplazamiento, pero antes le avisé. Creo que Vicente pensó que yo me iba a ablandar en el recinto y que iba a cambiar mi decisión. Pero le dije que la política no tiene nada que ver con la sangre”, cuenta Laly, ahora director del área de Abordaje Territorial de la provincia de Buenos Aires.  Aquel episodio, cree, fue doloroso para los dos hermanos. “Pero era una cuestión de convicciones”, remarca Laly. “Tenemos una relación extraordinaria. Las diferencias son políticas, no personales”, concede Vicente.

 

En el año 2003, Vicente y Laly se enfrentaron en las urnas. El peronista fue candidato a intendente  por el PJ, mientras que el radical formó parte de la lista de concejales que buscó la reelección de Orlando Costa como jefe del municipio. La victoria fue para la UCR, que se mantuvo hasta 2007, cuando el Frente para la Victoria (FpV) ganó la intendencia de la mano de Aldo San Pedro.  

 

Tras ese proceso, Vicente dejó la UCR, en el año 2009, y se mantuvo un tiempo al margen de la actividad política. Cuatro años después, tras haber iniciado contactos con Mauricio Macri, formó un partido vecinalista, Unidos por Bragado, con el que obtuvo el triunfo, con más del 38 por ciento de los votos, en las elecciones legislativas. Gatica fue candidato a primer concejal y Unidos por Bragado adhirió a la boleta de Sergio Massa, como parte del acuerdo que hicieron el PRO y el Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires. Los cinco hermanos Gatica fueron juntos a votar la mañana del 27 de octubre. “Vicente era candidato, así que lo acompañamos todos”, cuenta Laly.

 

Como en 2003, los Gatica volverán competir en el año 2015, aunque esta vez los dos irán por la intendencia. Laly se medirá en las PASO del Frente para la Victoria contra San Pedro, mientras que Vicente enfrentará a la radical Celina Sburlatti en la interna de Cambiemos. Dentro del kirchnerismo, San Pedro cuenta con el apoyo de Julián Domínguez. Aunque tiene una histórica relación con el presidente de la Cámara de Diputados, Laly tiene en la interna el guiño de Aníbal Fernández. Vicente hace campaña con María Eugenia Vidal. Laly reivindica los doce años de proceso kirchnerista. Vicente apuesta al cambio. 

 

Los carteles “Gatica-Scioli” y “Gatica-Macri” ya comenzaron a inundar Bragado para confusión de los visitantes. “No es algo común pero la gente de acá nos conoce a todos, sabe quién es cada uno y que somos una familia muy unida. Lo importante es la honestidad, lo demás tiene que ver con convicciones políticas”, dice Laly, quien asegura que “la grieta” no hizo mella en la familia.  Los Gatica ya pidieron a las autoridades electorales que les permitan llevar en las boletas sus nombres en letras grandes para evitar el desconcierto de los electores.

 

“Tres votos en duda”, bromeó Vicente desde su cuenta de Facebook al postear una foto de los cinco hermanos mirando un partido de Argentina en la Copa América. “Ellos son nuestros mayores críticos, los jueces que más duro nos dan”, asegura Laly sobre Oscar, Armando y Jorge, los “despolitizados” de los Gatica, con quienes se reúnen a cenar – sin la compañía de las esposas- una vez por mes. Por separado, Laly y Vicente coinciden en la definición que dan sobre su rival: “Mi hermano es un tipo extraordinario”.

 

De ganar en las PASO de sus respectivos espacios, los Gatica se convertirán en rivales directos en las elecciones de octubre. Será tal vez Chela, la madre de los hermanos, de 81 años, la que se llevará la peor parte. “Siempre dice que, cuando hay elecciones, quisiera dormirse el sábado y levantarse el lunes”, cuenta Vicente sobre la incómoda posición materna. Y remata: “¿Podés creer que mi hermano le lleva su boleta? Yo no me animo”.

 

En el centro, Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ, ladeado por Axel Kicillof, Lucía Corpacci y Juan Manzur. 
El Conicet, blanco de la motosierra libertaria.

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